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Bomb Chicken: un tradicional juego de plataformas

Ya se puede conseguir en Steam el Bomb Chicken, un juego de plataformas 2D desarrollado por la británica Nitrome. Inicialmente lanzado para Nintendo Switch, también está disponible para PlayStation.

Pollito en fuga

Bomb Chicken no cuenta con una historia principal de gran peso. De hecho, es un tema bastante secundario. El juego nos permitirá controlar a un pollo (por lo visto alterado genéticamente) que, en lugar de poner huevos, tiene la capacidad de colocar unas bombas potentes que arrasan con todo a su alrededor. El animalito tiene un único objetivo (aunque realmente no se ahonde en esto): escapar de su propio destino. Es decir, evitar ser atrapado y ser convertido en un simple bocado de comida de un lugar de comida rápida.

Plataforma a la vieja usanza

Bomb Chicken es un juego de plataformas 2D que inmediatamente recuerda al Mario Bros (hasta cuenta con plantas que escupen bolitas letales y con túneles verdes que nos transportan a otros lugares). Consta de tan sólo 29 niveles. Esto podría hacer que se considere un “juego corto”, pero la complejidad de sus niveles termina generando que la durabilidad se extienda por varias horas (sobre todo si se quiere recoger todas las gemas y visitar todas las habitaciones ocultas).

El juego ya arranca con una dificultad básica: la imposibilidad de saltar. Como reemplazo de eso, podremos colocar decenas de bombas (la cantidad que nosotros queramos) para movernos en las diferentes zonas del mapa. La dificultad del juego en sí aumentará, claramente, a medida que avancemos entre los niveles. No sólo los enemigos representarán una amenaza, sino que también lo hará nuestro entorno (pisos que generan pinches, lava, plataformas que se caen). Las bombas que coloquemos también podrán quitarnos la vida.

A lo largo de cada mapa encontraremos esparcidas unas gemas azules. Al finalizar cada nivel, pasaremos a una habitación que nos permitirá intercambiar estas gemas a cambio de otra vida. A medida que consigamos un nuevo corazón, se nos exigirá más cantidad de estas piedras para poder obtener otro. Como se mencionó anteriormente, cada nivel también cuenta con habitaciones ocultas. En ellas encontraremos cofres repletos de gemas azules, aunque llegar a ellos no será tarea fácil: también deberemos vencer a los enemigos presentes.

Sencillo pero detallado

Como viene siendo moneda corriente en las nuevas entregas indies, el juego está realizado mediante el famoso pixel art. Los gráficos resultan sencillos y coloridos y acompañan al dinamismo presente en cada nivel. El juego no cuenta con diversidad en cuanto a sus entornos y a sus enemigos (estos se van repitiendo en los diferentes mapas), pero  el arte de cada uno de ellos consigue ser detallado y original. Esto finalmente ayuda a que los escenarios no se sientan reiterativos (pese a serlos).

La música, por su parte, pasa desapercibida en este juego, y termina siendo una cuestión secundaria que “no pincha ni corta” a la hora de sumergirnos en este mundo. Mientras más avancemos, más insignificante se volverá la música de fondo. Lo más dinámico en esta cuestión (por decirlo de alguna manera), resultan los diferentes sonidos presentes, sobre todo los que realiza el pollo. Aunque tampoco hay mucha variedad en este aspecto, algo que podría haber hecho más enérgica la experiencia.

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