Fieles a su estilo, los creadores de Oniken vuelven a la cancha con una nueva aventura retro inspirada en los clásicos de NES. Esta vez la musa elegida es la saga Castlevania, con un side-scroller de exploración en un mundo plagado de monstruos. ¿Pero es Odallus: The Dark Call un verdadero aporte al género o se trata solo de un refrito nostálgico?
Algo viejo, algo nuevo
Aunque permutamos el látigo por la espada, Odallus: The Dark Call es a todas luces un Castlevania inédito. Creo que la palabra “sucesor espiritual” es la que está de moda en estos tiempos de mercantilización de la nostalgia, y con una Konami que hace rato no toca la franquicia, recae en manos de los fans hacer algo al respecto.
En esta aventura controlamos a Haggis, un soldado que regresa de una jornada de cacería en el bosque y se encuentra con su aldea en llamas y a su hijo desaparecido. Con una idea en mente de quienes pueden ser los responsables, inicia su búsqueda en un mundo transfigurado por la magia negra, donde los campesinos se convierten en monstruos, los muertos salen de la tierra y bestias demoníacas hacen todo lo posible para detenerlo.
Inevitables son las comparaciones cuando se trata de un homenaje (y no es que lo oculten, uno de los trajes de Haggis es una referencia directa a los caza-vampiros de Konami), pero en este caso el diseño de niveles es lo suficientemente novedoso y dinámico para mantener viva la sensación de descubrimiento. En cada etapa se renuevan los mecanismos, habilidades y puzzles, lejos de caer en la repetición. Aparte se añaden checkpoints opcionales y el juego guarda la partida en todo momento, así cada puerta o camino que desbloqueemos será recordado para la próxima vez. Hay una muy fina línea entre lo que hace distintivo a un juego retro y a uno más contemporáneo, y Odallus la camina con cautela, logrando un gameplay ágil y justo, pero a la vez cumpliendo con el fetiche nostálgico.
Como ya es habitual en los títulos de JoyMasher, el formato de imagen es el clásico 4:3 de los televisores viejos, con la opción de activar un filtro que emula las scanlines. Sin embargo, es muy interesante la elección estética de aprovechar los costados libres, reemplazando las franjas negras por el HUD y el inventario, así dejando un campo de visión más limpio para la acción en la zona central.
Backtracking que no te frustra
El género metroidvania debutó en 1986 con la salida casi en simultáneo del Metroid de Nintendo y el Castlevania de Konami, y se lo puede definir con una sola palabra: exploración. Sea horizontal o vertical, hacia adelante o hacia atrás, siempre va a involucrar el recorrido de un mundo gigantesco lleno de secretos por descubrir. Completar uno de estos juegos resulta a menudo en un momento épico de realización, y no es para menos dado lo frustrantes que pueden llegar a ser. Es habitual detenerse en un camino trunco donde no se sabe cómo seguir, o perderse en la inmensidad del mapa y las abrumadoras posibilidades que tenemos en frente. También es sabido que demandan una gran inversión de tiempo: si vamos a ejemplos más recientes, el fantástico Hollow Knight de Team Cherry es una campaña que toma un mínimo de 50 horas para solo conseguir el final más básico (ni hablar de todo lo secundario).
Por eso creo que Odallus: The Dark Call marca un nuevo precedente al ser un metroidvania lo suficientemente “sencillo” para alguien que quiere introducirse en el género, teniendo la seguridad de que no va a terminar odiándolo en el proceso. También es una gran opción para el que ama el género pero las obligaciones de hoy día no le permitan sentarse con el control en mano por más de 8 horas.
Si bien al principio los niveles se nos presentan en un mapa lineal que recuerda al Ghost’n Goblins, pronto aparecen las ramificaciones y pasadizos secretos que invitan a nuevas locaciones. Descubrirlas y navegarlas en su totalidad será necesario para recolectar todas las habilidades y completar el juego. Lo interesante es que el mapa también funciona como un hub world donde podemos seleccionar a qué entrada de nivel queremos volver, reduciendo mucho el backtracking. Además, en el menú se nos alerta cuantos secretos quedan por descubrir en cada segmento, ahorrándonos el dolor de cabeza de estar revisando infinitamente cada pixel en busca de algo que se nos pasó. es consciente del valor de nuestro tiempo y sabe aprovecharlo al máximo, algo que se agradece mucho.