A veces, los videojuegos son como un bálsamo para el alma. Selfloss es uno de esos juegos. No es un título que te exija destreza con los botones ni que te ponga a prueba con combates complicados o puzzles enrevesados. Al contrario, Selfloss te invita a bajar el ritmo, a sumergirte en un viaje emocional que se siente íntimo y poderoso.
Selfloss esta disponible para PC, PS5, Xbox Series X/S y Nintendo Switch.
¿De qué va todo esto?
Empiezas el juego como Álfar, un anciano, desgastado por la vida, que debe embarcarse en una travesía para salvar a una criatura herida. Pero seamos claros, este no es un «salva a la princesa, mata al dragón». No, aquí todo es simbólico, todo está impregnado de tristeza y, al mismo tiempo, de una profunda sensación de curación. El juego no te dice nada explícito; todo lo vas descubriendo a través de lo que ves y, más importante aún, lo que sientes.
Las emociones están a flor de piel. Cada paso, cada encuentro, cada criatura que te cruzas parece tener su propia historia de sufrimiento. Ayudar a los demás, aliviar su dolor, es lo que impulsa a Álfar, y en el proceso también comienza a sanar sus propias heridas. Es imposible no conectar con esa sensación, sobre todo porque el juego nunca te lo empuja a la cara. Te lo presenta suavemente, en silencio, a través de la exploración y pequeños momentos introspectivos.
Dinámicas, pero sin estrés
¿Combate? Sí, hay algo de eso, pero aquí no es lo que importa. Los enfrentamientos son una metáfora más del viaje emocional de Álfar. Los desafíos que enfrentas están ahí más como un reflejo de lo que sucede dentro de él. No es que no puedas perder, pero los combates están diseñados para que no se conviertan en el punto central del juego.
Si te gustan los puzles, los hay, pero no son como los de los juegos más clásicos donde te quedas atascado por horas. Aquí están integrados de manera orgánica: son parte de la historia, y resolverlos se siente como un paso más en el proceso de ayudar a los demás. No te estresan, simplemente te hacen pensar un poquito, lo justo para mantenerte comprometido.
Visuales que te tocan el corazón
Selfloss es de esos juegos donde los gráficos no necesitan ser hiperrealistas para que te quedes boquiabierto. La estética es minimalista, casi como si todo el mundo estuviera pintado a mano con suaves pinceladas. No hay estridencias de color ni efectos exagerados. Los paisajes son serenos, llenos de islas desiertas y mares fríos, con una paleta que va de los tonos azulados a los grises apagados. Todo en este juego, visualmente, tiene el propósito de envolverte en una atmósfera melancólica, casi como un sueño que se disipa lentamente.
Las emociones están a flor de piel. Cada paso, cada encuentro, cada criatura que te cruzas parece tener su propia historia de sufrimiento.
Y Álfar… solo con mirarlo sientes el peso de los años sobre él. Está diseñado para que te preocupes por él desde el primer momento. Y las criaturas que te cruzas, tan bellas como inquietantes, parecen sacadas de un antiguo cuento de hadas eslavo, pero con ese toque oscuro y triste que te hace sentir que no todo en este mundo es como parece.
La banda sonara, pura magia
El sonido en este juego es… ¿cómo decirlo? Es como si la música fuera el hilo invisible que conecta todo lo que pasa. No te vas a encontrar con melodías épicas ni tambores de guerra. Aquí, la música es suave, casi susurrante, como si el viento helado que atraviesa las islas del juego también soplara en tu mente. Es de esas bandas sonoras que te acompañan, que nunca te distraen pero que tampoco te dejan en silencio.
Los efectos de sonido, por su parte, están tan bien integrados que a veces te olvidas de que están ahí, hasta que, de repente, te das cuenta de cómo el crujir del hielo bajo tus pies o el aullido del viento entre las rocas te envuelven y te recuerdan lo solo que estás en este mundo. Es inquietante, pero reconfortante al mismo tiempo.
¿Es Selfloss para todos?
Probablemente no. Si buscas acción frenética o una experiencia desafiante que te haga lanzar el mando contra la pared, este no es tu juego. Selfloss es para los que quieren sentir algo más, los que buscan historias que te dejen pensando después de apagar la consola.
¿Es un juego largo? No. Tampoco es que lo necesite. Es más bien como una pequeña joya que descubres y aprecias por lo que es. No es perfecto: algunos pueden encontrar su ritmo demasiado pausado o su simplicidad excesiva. Pero ahí está la belleza de Selfloss: no tiene prisa por impresionar, solo quiere que lo vivas a su manera.
LO MEJOR
- Una historia amena y extremadamente bien contada
- Las visuales y la banda sonora tienen un acabo que da que envidiar
LO PEOR
- A veces el movimiento del personaje puede tornarse demasiado lento para cierto tipo de jugadores, te obliga a entender la pausa.