Star Wars está de vuelta. La anticipación del episodio IX trajo consigo The Mandalorian en Disney Plus y un milagro de navidad para EA con un juego que no es horrendo o está lleno de micro transacciones, en forma de Star Wars Jedi: Fallen Order. Un juego de acción y aventura que le roba a todos los exponentes del género y logra ponerles el logo de Star Wars, sorpresivamente, no hace falta mucho más.
Star Wars Jedi Fallen Order ya esta disponible en Steam, PS4 y Xbox One.
Una carta de amor a ganar mucha guita.
Fallen Order quería ser Uncharted pero se conformó con ser Sekiro: God of War. Es un mash ups de géneros y tropos de juegos de aventura que funciona muy bien pero no es excelente en ningún aspecto. El juego comienza con Cal Kestis, un Jedi sobreviviente de la Orden 66 oculto en una chatarrera espacial y rápidamente nos pone a tono con su núcleo central, la exploración y plataformeo con combate cuerpo a cuerpo. Al principio el juego se tira por set pieces al estilo Uncharted con una persecución en un tren que se cae a pedazos, pero rápidamente pierde el interés en ese tipo de escenas y no las vuelve a utilizar más que un puñado de veces, la mayoría mientas hacemos slalom por alguna razón.
El estilo de plataformeo quiere emular a Uncharted o los nuevos Tomb Rider, pero recuerda más a los viejos God of War, con plataformas sencillas, escalando por paredes y saltando pequeñas brechas. Al poco tiempo ganaremos “poderes Jedi” (algunos tan ridículos como el Salto Jedi, un doble salto silvestre que llega muy cerca del final del juego) y los mapas se ampliarán con exploración similar a los Metroid Primes.
Eso sí, el núcleo del juego es un Soulslike, con combate cuerpo a cuerpo, bonfires que se llaman lugares de meditación, kits de curación y respawn de enemigos, el combo completo, con todo y jefes frustrantes y con ataques completamente injustos. Aunque Fallen Order no es tanto un Souls como es Sekiro, del que toma prestada la barra de postura. El sistema, como todos los demás, no es tan profundo como en su saga original pero cumple. Aquí solo los enemigos humanos tendrán barra de postura que se gasta con cada ataque y en mayor medida con los parrys que logremos, cuando la barra se agota, el enemigo queda abierto a un golpe gratis. El sistema funciona muy bien y los encuentros son realmente desafiantes con una curva de dificultad muy bien lograda. La dificultad anterior a la más alta parece ser la adecuada en término de desafio y diversión pero se puede cambiar en cualquier momento en el menú de pausa.
Para cerrar el gameplay, tenemos mejoras de personaje, barra de experiencia y mejoras cosméticas. La experiencia, como en todo Soulslike, se pierde con la muerte y puede recuperarse si golpeamos al enemigo pero además recuperaremos toda la vida que nos falte y la barra de fuerza.
Esta barra funciona como maná y se carga con los ataques y parry y sirven para acceder a nuestros ataques especiales y poderes de la fuerza. Al principio solo podremos ralentizar a los enemigos, pero mientras más avancemos más posibilidades de ataque especiales tendremos, desde empujar soldados hasta ataques devastadores.
No todo lo que brilla…
Aunque Fallen Order cumple en su gameplay y es realmente divertido, tiene su cuota de malas decisiones de parte de EA. Cal tiene el poder de escuchar ecos del pasado de objetos, lo que funcionan como audio logs y su androide compañero (la cosa más bonita y preciosa del juego) puede escanear ciertos objetos, además hay casi 200 cofres repartidos por los mapas. Todos estos coleccionables no dan casi ninguna recompensa interesante (más allá de cierta cantidad de experiencia y texto de color que amplía la historia). Solo una mínima cantidad de ecos amplían la barra de vida o fuerza de Cal y apenas 8 cofres dan curas extra, el resto de los cofres dan cambios de pintura para el droide y la nave, partes para modificar el sable láser y muchos, muchos ponchos.
Lo realmente molesto para los que buscan completar los juegos al 100% es que los coleccionables no se marcan en el mapa, que apenas muestra cuantos secretos y cofres hay en cada zona, no los ecos. Eso sí, más allá de esto, el mapa funciona de manera excelente. Es un mapa minimalista que muestra nuestra posición, las zonas donde no hemos explorado y las puertas que podemos abrir en verde y las bloqueadas (que se habilitan muchas veces con nuevos poderes jedi o del droide) en rojo. Este mapa no es para nada invasivo y es un gran aliado para explorar los mapas que están muy bien construidos, con partes que conectan de maneras inteligentes y muchos atajos que podremos desbloquear.
Más allá de cosas menores, el gran problema de Fallen Order es que está roto. Al menos su versión de Xbox One está plagada de bugs y glitches. Desde cuestiones menores como fallos en las texturas o comportamiento extraño en colisiones o de la IA, hasta cosas que destruyen la experiencia. Para ejemplificar, no es raro que el juego se congele en “pantallas de carga ocultas” como nos tienen acostumbrados los juegos modernos (de paso, las pantallas de carga son eternas) o que los modelos de personaje actúen de maneras raras. El ejemplo más terrible que pude encontrar fue una zona cercana al final donde los enemigos no cargaban y en un momento me atacaron con una amenazante pose T antes que carguen las animaciones. Esa zona estaba plagada de problemas de spawn de enemigos pero en general durante toda la partida hubo bugs. Seguramente esto se logre parchar en algunas semanas, pero le quita mucho lustre al juego.
En una galaxia muy, muy lejana.
La realidad que más alla de los problemas de performance Fallen Order está en la vista de todos por un simple hecho, tiene el sello de Star Wars, bueno quizás dos, ya que todos nos preguntamos ¿Cómo la va a cagar EA?
La respuesta es, no la cagó tanto. El juego no brilla en su gameplay y es difícil perdonarle su performance, pero en donde la rompe es en su setting. La escena inicial nos transporta, desde el primer acorde musical, a esa galaxia muy, muy lejana y lo primero que vemos es un Destructor Imperial.
La atmósfera es increíble, los diseños, la música, la construcción del mundo, todo grita Star Wars y lo lleva con orgullo. Los personajes son carismáticos, la historia hace un buen uso del universo extendido y nos pone en una búsqueda arqueológica de magnitud galáctica, pero su mayor logro es explorar una orden destruida, quebrada por la Orden 66 y sobrevivientes traumados, marcados por la culpa de vivir con la muerte de los suyos.
Los protagonistas de Star Wars siempre luchan con el lado oscuro en su forma de odio, hambre de poder, maldad, pero Cal tiene otra lucha, con la culpa, el dolor y el remordimiento. Su crecimiento como personaje está marcado en el gameplay, entre más recupera su conexión con la fuerza, perdonándose por su pasado, más poderoso se vuelve y más control tenemos al atravesar los mundos.
Después de cada desastre de EA con Star Wars, estamos ante el mejor juego de la franquicia en la década, aunque no sea difícil ganarle a cosas como Battlefront 2, sigue siendo un logro, con un poco más de amor y algunas ideas frescas, está podría convertirse en una saga histórica.