Llega a la Switch una nueva entrega de Super Monkey Ball, un juego muy colorido, y por más que tenga una presentación que puede parecer infantil, asegura diversión para todas las edades.
Super Monkey Ball Banana Rumble está disponible en Nintendo Switch.
MONOS EN PELOTAS
Super Monkey Ball es una franquicia que lleva ya bastantes años, y que siempre me sorprende que sigan sacando juegos. No es por no tenerles fé, ni porque sean malos, al contrario, pero no son algo que sigan tendencias del mercado actual. De hecho, Banana Rumble es bastante más parecido a un juego de hace veinte años que a algo de ahora. No es algo malo, es lo que hace la serie y por eso mismo tiene a sus fans volviendo.
La historia en este caso, es anecdótica. Necesaria solo para darle algo de contexto a los niveles de la campaña y no muy emocionante ni complicada.
A través de cutscenes pre renderizadas con diálogos en texto, nuestro grupo de monitos conoce a una nueva integrante, y deciden ir a buscar una banana legendaria. Hay unos antagonistas para justificar algo más de conflicto en el plot, pero no representan una real amenaza.
Dentro de su presentación, es un juego bastante simple y bien arcade. Se siente en el año de nuestro Señor 2024, como algo que ya estaba un poco viejo en la época de la Playstation 2. Gráficamente es sencillo, pero no necesita más que eso. Sí es remarcable cómo ya se siente la edad de la Switch, el juego corre de momentos con caídas de framerate notable y algunos bordes se ven pixelados, pero debería sobrarle hardware por cómo se ve.
ME QUIERO VOLVER CHANGO
La base del gameplay de este título (y de la franquicia) es mover nuestra pelota (que tiene un monito adentro) por un tablero o “stage” para llegar a la meta. En vez de mover nuestro “personaje”, lo que hacemos es tiltear o ir inclinando el nivel para mover la pelota a través del mismo, o al menos ese es el efecto que se entiende, ya que en multiplayer cada player debería tiltear su pantalla para que esto tenga sentido.
No es fácil de aprender, pero cuando logramos cierto nivel de maestría, vamos a poder mover la pelota con precisión casi quirúrgica.
A medida que avanzamos en la campaña, nuevos y más ingeniosos obstáculos van a ir apareciendo. El conjunto de todo es realmente divertido.
Después de varias horas de juego, entiendo perfectamente la ausencia de motion controls, con los cuales habían experimentado anteriormente, sin mucho éxito. Algunos niveles necesitan una ejecución bastante más precisa de lo que los controles de movimiento podrían permitir, lo mismo para los distintos desafíos que cada nivel propone. No digo que lleguemos a necesitar un nivel de precisión competitiva para jugar a los monitos, pero definitivamente se requiere algo de delicadeza.
Además de llegar a la meta en el menor tiempo posible, tenemos tres challenges que podemos completar de forma opcional. Cada nivel está lleno de bananas, juntar un porcentaje alto nos va a dar una medalla especial. Hay una banana dorada también, que es especial y muchas veces oculta. Y una medalla por completar el nivel muy pero muy rápido. Todos estos objetivos son variados, y para lograrlos todos se debe rejugar cada nivel hasta que lo logremos, es poco eficiente y casi imposible sacar todos estos challenges en un solo run. Para lograr hacer el nivel en tiempo record o encontrar la banana dorada, a veces se necesita pensar bastante por fuera de la caja, hacer movimientos locos y jugadas extrañas.
Estos desafíos estiran un poco el contenido y le dan algo de rejugabilidad. Si bien hay muchos niveles y la campaña podría considerarse “larga”, es algo que con ganas podemos terminar en un par de horas. Completarlo todo sí lleva mucho más tiempo, y requiere masterizar todas las mecánicas del juego. Por suerte el precio no es de AAA full, sino se sentiría como aún menos contenido.
Algo bueno a nivel gameplay, es que cada personaje tiene stats muy distintos y se siente la diferencia entre cada uno.
A pesar de que podemos pasar el juego entero con cualquiera, algunos son mucho mejores para algunos niveles específicos, y es difícil pasar de uno a otro sin desacostumbrarse. Los personajes pueden customizarse con ropitas y demás que compramos con puntos al jugar.
Si bien no no entendí que se vendiera por ese lado, el juego tiene un fuerte componente multiplayer. Tanto local como online, podemos jugar diversos modos compitiendo con amigos y/o desconocidos, todos son muy caóticos. El modo carrera sería el más clásico, en el que competimos con otros en un circuito hasta el final, ayudándonos de ítems a lo Mario Kart, mientras esquivamos obstáculos. Luego tenemos uno en el que el objetivo es movernos por un mapa cerrado juntando bananas, el que más colecte gana. Hay un modo bomba, en el que un jugador tiene una bomba y tiene que pasarla a otro antes de que se detone, pierde quien termine con la bomba al acabar el tiempo. Y por último, el modo más complicado y claramente pensado para jugar entre muchos en equipos, un modo basado en arcos a modo de “metas” en el que las vamos reclamando para nuestro equipo y sumando puntos, robandole de estos marcadores al rival también.
LO MEJOR
- Sencillo y divertido, pero difícil de masterear.
- Diversión bien arcade rápida.
- Varios modos multiplayer.
LO PEOR
- No tiene tanto contenido como hubiera esperado.
- Es un producto bastante de nicho que no se siente actual.
- A pesar de verse simple gráficamente, tiene una performance algo pobre de momentos.