Phantom Fury: Review – A medio camino

Slipgate Ironworks y 3D Realms lanzaron el pasado 23 de Abril, Phantom Fury la continuación de Ion Fury. Una segunda parte que trata de fusionar la acción desmedida de Duke Nukem y el ritmo de Half-Life.

Phantom Fury esta disponible para PC en Steam.

La bomba con una mecha corta

Shelly «Bombshell» vuelve en esta secuela de Ion Fury (2018). Tampoco esperamos encontrar a Shakespeare en el juego pero si el argumento del primer juego era bastante lineal (justificado dentro de su género boomer shooters) ahora las cosas no sorprenden para nada. Shelly estuvo en un coma y despierta en un mundo totalmente cambiado. Ahora tiene un brazo bionico y la misión de atravesar los Estados Unidos para poner a salvo un artefacto conocido como el «Demon Core». Y esto es todo. En el medio de cada escenario iremos obteniendo información sobre todos aquellos que quieren matarnos pero hay una mezcla de enemigos que es facil perderse u orientarse para donde va la historia. De todas maneras… el fuerte de esta saga nunca fue su argumento.

Realmente quería que me gustará Phantom Fury

Cuando salió Ion Fury recuerdo que había distrutado su principal aspecto que era el jugable. Pasar horas disparando sin sentido a hordas de enemigos. Un poco de nostalgia para los más veteranos amantes de los shooter clásicos; pero también con suficiente variedad y desafios para entretener a las nuevas generaciones. Lamentablemente me paso todo lo contrario con Phantom Fury.

Ya desde un inicio me di cuenta que estaba en otra clase de shooter. Sus similitudes con Half-Life giraban en torno a sus escenarios y en parte a su ritmo. Pero el juego de Valve cambió el paradigma de los shooter cuando se estrenó porque agregó una excelente historia equilibrada con una buena dosis de momentos de acción.

En Phantom Fury, la formula de avanzar matando todo a su camino se ve retrasada por dos problemas constantes del juego.

Por un lado; hay una docena de bugs que hacen el juego muchas veces imposible de probar.

Se queda trabado en zonas, enemigos no se mueven y no atacan o peor se acercan en linea recta sin cubrirse de nuestros disparos. Los drones voladores a veces disparan atras de paredes y no podemos eliminarlos. Hay zonas donde tendríamos que poder pasar y no lo hacemos… y lo mismo pasa al reves. Todo esto hace que tengas que sacar el juego y volver a ponerlo o esperar que por un milagro se solucionen solas.

El otro problema ya de por si es la elección de escenarios. Mientras que en interiores el juego se siente muy divertido y dinámico. Como por ejemplo toda la secuencia arriba del tren. Hay otros que los escenarios son sumamente abiertos y desérticos; agregando la posibilidad de subirse a un coche para ir hasta cierto punto (a lo Halo o Half-Life 2). Todo mientras nos disparan francotiradores y otros soldados.

Otro aspecto jugable que no disfrute fue que en ciertas zonas no hay manera de no recibir daño y somos una esponja de constantes disparos. Tratamos de cubrirnos con un nuevo escudo del brazo biónico pero a veces no es suficiente.

Con respecto a las armas, sigue la formula correcta de este tipo de shooters sin agregar nada nuevo. Ahora Shelly tiene un brazo mecánico y con este ataca con fuerza a los enemigos (pero apenas lo use). Podemos ir canjeando mejoras tanto para nuestro brazo como las armas.

Una mejora sustancial

El cambio visual entre el primer juego y este es evidente. También se entiende que es una decisión del estudio para hacercarlo más a la era Half-Life 1 y 2. No hay reproches al respecto, Como mencione antes, los escenarios en interiores tienen mucho más dinamismo y objetos destructibles que las zonas donde no hay nada que explorar y solo un par de enemigos tiesos al descubierto.

Los efectos de sonido tambien son correctos. Muchos puestos a proposito para identificar cuando hay un enemigo cerca y poder reconocerlo. También hay una gran variedad de dialogos en los aliados que vamos encontrando en la aventura y también en las frases que tira Shelly cuando ingresa a cada zona.