Desarrollado por Damage State y publicado por Kwalee, este nuevo shooter nos ofrece una mezcla entre FPS y bullet hell. Es una combinación que suena interesante en teoría, pero… ¿funciona? En esta nota les cuento todo.
Scathe está disponible para PC, Playstation y Xbox.
OTRO CAZADOR DE DEMONIOS MÁS
En este juego encarnamos el rol de Scathe, ejecutor de las legiones del infierno, creado por una entidad a la que respondemos, llamada dentro del juego como Creador Divino. Este va a acompañarnos en nuestra aventura para comentar lo que vayamos haciendo. Para estar a la par de los demonios que inevitablemente vamos a matar, Scathe posee fuerza y velocidad sobrehumanas.
Nuestro objetivo es encontrar las Hellstones y escapar del laberinto infernal, matando en el camino a cuanto demonio se nos cruce. Desde la temática y las mecánicas que plantea, este título quiere acercarse bastante a algo como Doom Eternal, pero en mi opinión sin tanto éxito. Juegos como Turbo Overkill se adaptan mejor a homenajear ese combate frenético.
POCO BULLET Y MUCHO HELL
Este título se presenta a sí mismo como un bullet hell, y es tremendamente correcto eso. No tanto por el lado del bullet sino más por el “hell”. El bullet hell realmente no es algo que se adapte bien a tener la cámara en primera persona, funciona solo cuando nuestros enemigos nos disparan desde el frente y podemos ver la oleada de balas. Pero por supuesto el juego constantemente nos va a spawnear enemigos desde atrás, además van a llover enemigos melee y suicidas a la vez.
A pesar de tener fuerza y velocidades superiores al humano común, Scathe no hace mucha muestra de ello. No solo vamos a centrarnos en usar armas de fuego, sino que las opciones de movimiento no son muy sorprendentes ni variadas. Contamos con un dash que también sirve como ataque melee, podemos matar enemigos chicos fácilmente con esto, pero no sirve mucho para esquivar, por suerte podemos usarlo en el aire para facilitar el plataformeo.
A poco de empezar tomamos nuestra primera arma: El Hell Hammer, un rifle de asalto cuya función secundaria es lanzar unos misiles. Es el pan con manteca de cualquier shooter, no hace mucho daño, pero es intuitivo y versátil. Hasta que consigamos otras armas vamos a pasar bastante tiempo solo con el Hell Hammer, y esto hace las primeras horas bastante más incómodas de lo que podrían ser. No es que el resto de las armas me vuelvan loco tampoco, en general son mejores que nuestro fiel rifle de asalto, pero siento que brillan en sus funciones secundarias, que lamentablemente tienen todas cooldowns bastante largos.
Mucho más adelante también vamos a poder usar hechizos mágicos, con estos podremos curarnos o hacer daño a nuestros enemigos. Es importante al menos en mi experiencia poder curarse, ya que los enemigos no dropean curación (aunque me gustaría que lo hicieran, es el tipo de juego en el que suele estar bueno irse curando al matar) y los pickups de vida en cada nivel son muy limitados. Esta poca disponibilidad de pickups suma a todo lo que hace a Scathe un juego difícil.
No ayuda a esto, tampoco, que nuestros enemigos sean rivales temibles todos y cada uno (menos los zombies que no hacen nada). Hay algunos más molestos que otros (como los voladores y las pelotas suicidas por ejemplo) pero todos en general comparten la misma característica: son más duros de lo que parecen. Si bien a medida que vayamos ampliando el arsenal vamos a tener mejores herramientas, los demonios van a venir en formas más grandes y letales. Esto hace que para los más chicos o demonios “fodder” terminemos volviendo al Hell Hammer, o que lo usemos para ahorrar preciada munición.
A lo largo de los niveles vamos a tener que recolectar runas. Hay una cantidad limitada por nivel, y lamentablemente no es un coleccionable extra. Las vamos a necesitar para poder acceder a enfrentar a los guardianes, poderosos seres que cuidan celosamente las Hellstones. La mayoría vamos a poder encontrarlas yendo de una puerta a otra del nivel, pero siempre hay alguna oculta o en un lugar bien traicionero, como por ejemplo sobre un pozo de lava. Para este tipo de runas el juego nos hace usar el dash para poder plataformear mejor, aunque también podemos sacrificar una vida si el salto no nos sale. La lava abunda en casi todos los niveles y es una muerte inmediata, posiblemente la más común de todas. Es bastante frustrante, ya que la mayor parte del tiempo vamos a caernos en la lava por esquivar el fuego enemigo en mapas que todavía no conocemos, sintiéndose una sorpresa más que desagradable.
Los niveles tienen distintos formatos, para añadir variedad al asunto. La mayoría son abiertos, solo tenemos que abrirnos paso a través de ellos juntando las runas y matando demonios. Otros funcionan como arenas en donde antes de avanzar vamos a necesitar matar una cantidad específica de enemigos, que van a ir respawneando indefinidamente hasta que cumplamos el objetivo.
El juego tiene un sistema de puntaje o “score” y nos da inicialmente 10 vidas. Suena generoso, pero rápidamente vamos a ver como ese número se reduce. Por suerte la mayoría de los niveles tienen vidas extra que podemos recolectar (algunas son riesgosas de conseguir). Cada vez que morimos vamos a respawnear casi inmediatamente y no muy lejos, la mayoría de las veces el combate casi no se detiene. Perder todas nuestras vidas no termina con la aventura, sino que nos respawnea en alguna área anterior. Esto hace que el loop de gameplay sea algo repetitivo, no solo vamos a tener que repetir niveles para explorar otras partes del dungeon, yendo y viniendo, sino que cada vez que nos quedamos sin vida volvemos un poco para atrás (también resetea nuestro score).
UN LABERINTO VERDADERAMENTE INFERNAL
El primer nivel, además de darnos un arma, nos plantea tres caminos distintos que podemos tomar. Scathe se siente como un enorme dungeon infernal, porque lo es. Los niveles o «zonas» no tienen nombres o número, sino un símbolo/runa/jeroglífico asignado. Sumado a eso se puede ir y venir entre ellos, al principio se siente muy confuso y es normal sentirnos perdidos. Esto me pasó hasta que descubrí la existencia del mapa, este nos va a ayudar a ubicarnos entre áreas al mostrarnos cuales están interconectadas entre sí. El mapa también nos marca, área por área, cuantas runas encontramos. Sirve un montón para hacer seguimiento de estas.
El resultado es un enorme dungeon en el cual vamos a estar yendo y viniendo por todos lados en búsqueda de runas y guardianes. Las áreas están inmensamente interconectadas y casi todos los niveles tienen más de una salida, esto le da una libertad muy interesante al juego, ya que, si nos trabamos por una zona del mapa, podemos volver e intentar avanzar por otra.
La dificultad se siente como un desafío sin piedad, los devs realmente haciendo todo lo posible para que no ganes. Si literalmente un dev me llamaba por teléfono y me decía “che, te quiero matar”, iba a ser menos directo que el juego en comunicarme eso. Para el que gusta de este tipo de desafíos esto es algo fantástico. A pesar de que perder todas las vidas nos retrasa y tenemos que repetir secciones todo el tiempo, completar el desafío nunca deja de sentirse posible. Aprendemos de cada error y respawneamos más preparados que antes. Otro punto positivo es que tenemos la opción de jugar en co-op con amigos para hacer el desafío más llevadero, pero todos los players van a compartir las mismas 10 vidas.
El juego se ve increíble y corre de forma totalmente estable, a pesar de la inmensa cantidad de modelos y proyectiles que puede llegar a haber en pantalla. Los tiempos de carga son súper rápidos. También está lleno de simpáticos detalles, el que más me gusta es que tengamos un botón asignado especial para limpiarnos la sangre de la cara, que podemos usar en cualquier momento, hasta si estamos en plena pelea disparando. Un aspecto flojo dentro de lo visual es que no hay mucho feedback cuando matamos un demonio, a veces es fácil no darse cuenta si ya murió o no. Dentro del apartado de sonido, me gustaron mucho los efectos y el feedback de las armas, pero la música no me termina de convencer.
Requisitos del Sistema
MÍNIMO: Requiere un procesador y un sistema operativo de 64 bits – SO: Windows 7, Windows 8.1, Windows 10 (64-bit) – Procesador: Intel i5-10400 @ 2.9GHz | AMD Ryzen 5 1500X @ 3.5GHz – Memoria: 8 GB de RAM – Gráficos: NVIDIA GeForce GT 1030 2GB | AMD R9 280 3GB – DirectX: Versión 11 – Red: Conexión de banda ancha a Internet – Almacenamiento: 30 GB de espacio disponible – Tarjeta de sonido: – – Notas adicionales: Medium Settings.
RECOMENDADO: Requiere un procesador y un sistema operativo de 64 bits – SO: Windows 7, Windows 8.1, Windows 10 (64-bit) – Procesador: Intel i7-6700K @ 4.00GHz | AMD Ryzen 5 2600X @ 3.6GHz – Memoria: 16 GB de RAM – Gráficos: NVIDIA GTX 1070 8GB | AMD RX 5700 8GB – DirectX: Versión 12 – Red: Conexión de banda ancha a Internet – Almacenamiento: 30 GB de espacio disponible – Tarjeta de sonido: – Notas adicionales: Epic Settings.