Bajo el ala de Tom Clancy’s, Ubisoft nos presenta una nueva entrega del Ghost Recon. Breakpoint es un shooter en tercera personado situado en un mundo abierto, que toma varios de los elementos ya vistos en The Division 2 y Odyssey (incluso sus bugs).
Ya está disponible para PC, PlayStation 4 y Xbox One.
Qué lindo verte, Jon Bernthal
La historia nos pone en la piel del jefe (o jefa, podemos personalizarlo a nuestro antojo) de un grupo de Ghost Recon que fue enviado a investigar el hundimiento del barco USS Seay. En el trayecto a la ficticia región de Auroa, nuestro helicóptero es derribado por los Wolves, un grupo de soldados liderado por un exmiembro de Ghosts. Poco después descubriremos que esta nueva facción logró tomar el mando de Skell Technology, la empresa más importante de drones comerciales y militares.
Esta nueva historia de Tom Clancy’s nos sitúa en un futuro no tan lejano, donde los drones y otros dispositivos de alta tecnología funcionan como el arma más importante para los ejércitos. Nuestro objetivo es claro: luchar contra los Wolves y, finalmente, derrocar de una vez por todas a Cole D. Walker –interpretado por Jon Bernthal, quien supo ponerse en la piel del entrañable «Punisher» y del no tan querido Shane, en la olvidada «The Walking Dead»–, quien estableció una suerte de Estado totalitario en las tierras que antes ocupaba Auroa.
Más táctica, menos disparos
Tom Clancy’s Ghost Recon: Breakpoint es un clásico shooter en tercera persona ubicado en un mundo abierto. Nuestro objetivo es casi siempre el mismo, seleccionar la misión a nuestro antojo (siempre y cuando sea posible), acercarnos al lugar en cuestión (que puede estar a miles de kilómetros a distancia), soltar nuestro drone para analizar el entorno… y ¡qué empiece la acción! (o no tanto porque lo mejor es utilizar el sigilo para no ser vistos). La cuestión es que debemos enfrentarnos a los villanos (los wolves) y concluir con nuestro objetivo, que puede ser hackear una PC, destruir algo en concreto, simplemente conversar con alguien, etc.
Pese a lo que uno podría esperar de una entrega de Tom Clancy’s, en esta ocasión lo ideal para poder sobrevivir y avanzar en las misiones no será lanzarnos contra nuestros enemigos de una manera directa y comenzar a los tiros como si no hubiese un mañana. Por el contrario, lo mejor será que nuestros adversarios no se den cuenta de nuestra presencia hasta que sea realmente necesario, para ello contaremos con la posibilidad de camuflarnos con el entorno, tumbarnos al suelo (donde nos podemos embadurnar de barro) o andar con sigilo.
Como el juego está principalmente está pensado para disfrutarlo en modo cooperativo junto a amigos (o gente random de internet), contaremos con diferentes clases de soldado (francotirador, asalto, pantera y médico de campo). Cada una de ellas cuenta con habilidades especiales que podremos ir desbloqueando a medida que mejoremos nuestro nivel. Este “árbol de habilidades” nos brindará una variedad de estilos de juegos para seleccionar a nuestro antojo. Allí podremos desbloquear posibilidades como visión nocturna, mayor resistencia al correr, espacio para munición, paracaídas, etc.
Además del clásico modo cooperativo para la historia principal, Ubisoft incluyó la modalidad Ghost War, un modo de 4vs4 que consta en partidas rápidas de combate contra un equipo contrario. En esta modalidad, las armas y los equipos de los jugadores son igualados para lograr una mayor equidad y que nadie “corra con ventaja”.
Más allá de las misiones principales, que son las que impulsan la historia en sí, también contaremos con la posibilidad de realizar decenas de misiones secundarias, que nos recompensará con armas o mejores equipamientos. Como si esto fuese poco, podremos realizar misiones terciarias, que sólo nos brindarán información adicional sobre la historia. Cualquiera de estas las podemos encontrar repartidas a lo largo del mapa y sus diferentes biomas. Pese a esta cantidad innumerable de misiones que el juego nos ofrece, la realidad es que resultan reiterativas y poco entretenidas de hacer.
Por más que tengas muchísimas opciones para disfrutar durante horas de esta experiencia, el juego queda totalmente opacado por sus fallos. La realidad es que Ubisoft sigue con sus problemas tan tradicionales: los bugs. Cuesta creer como una compañía tan grande continúa desarrollando juegos tan golpeados desde el aspecto técnico. Algo tan simple como andar en moto o auto (o cualquier otro medio de transportes) se volverá un calvario –y ni hablar de que hay que recorrer miles de kilómetros para llevar a cabo una misión–.
Un mundo hermoso opacado por sus fallas
El aspecto visual nos ofrece decenas de escenarios para disfrutar: contamos con montañas repletas de nieve, lugares más desérticos, islas caribeñas, lugares con los edificios o casas más modernas que puedas imaginar… Debo confesar que lo que más disfrute del juego fue subirme al helicóptero y recorrer Auroa. Breakpoint nos ofrece todo tipo de locaciones admirar. El bioma es extenso y parece nunca acabar, pero… no todo es color de rosas.
El problema que acá radica es, nuevamente, la ejecución de imágenes. El juego se trabaja constantemente –vamos, Ubi, se supone que es triple AAA, ¡pónganse un poco las pilas!–, sufre de caídas de FPS. Esto, claramente, afecta por completo la jugabilidad. Si ya de por sí somos tan frágiles como la política económica del país, imagínense intentar sobrevivir con la imagen completamente congelada mientras nos disparan decenas de balas por doquier.
El apartado sonoro realmente no cumple con un rol predominante en el juego. No hay nada en específico para criticar pero tampoco algo para destacar. El sonido ambiente es preciso, exacto. Nos sumerge un poco en las diferentes ambientaciones que nos ofrece el mapa, pero nada más. Realmente no “pincha ni corta”.
Conclusión
Ubisoft nos vuelve a entregar un juego lleno de errores, que culmina en la casi imposibilidad de disfrutar de esta experiencia. Las constantes fallas hacen que uno se frustre y pierda el interés casi al instante.
Tampoco ayuda que la historia principal esté repleta de clichés que ya se vieron decenas de veces. Cuestión a la que sumo que ni siquiera es mínimamente interesante.
El aspecto visual, por más diverso que sea, se ve opacado, nuevamente, por las fallas en la ejecución de imágenes.
Lo único que podemos rescatar al 100 % es la aparición del John Bernal.
