Mega Man Legends a los 25: Cómo Capcom reinventó a uno de sus íconos en un clásico de culto

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Aclaración: La mayor parte de las imágenes en esta nota vienen de Rockman Corner y Legends Station, dos de los mejores fansites sobre Mega Man en la internet. Valen la pena visitar si les interesa el tema.

El pasado 17 de diciembre los fans de Mega Man celebramos 35 años de la serie, coincidiendo con la salida de la primera entrega para la Famicom de Nintendo en 1987 en Japón, donde la serie es conocida como Rockman (¿aunque alguien acá no tenía ese dato, realmente?).

Aquel primer juego, curiosamente, no tuvo el impacto deseado y no logró capturar una audiencia, pero esto no desalentó a sus desarrolladores, quienes comenzaron a trabajar inmediatamente en una secuela en secreto, con la promesa de que solo se la revelarían a sus superiores en Capcom una vez la hubieran terminado, esperando así tener más chances de lanzar el juego comercialmente. Y vaya si su apuesta funcionó: Mega Man 2 fue lanzado en 1988 y fue un éxito total, considerado universalmente tanto por los fans como por la crítica como una mejora sustancial sobre el original, y al día de hoy sigue siendo el segundo juego más vendido de la serie.

Desde entonces, el Blue Bomber y sus amigos han participado en más de 130 aventuras a lo largo de media docena de subseries, muchas de las cuales fueron incluso mejor recibidas por los fans que la original.

Difícil creer que no haya sido un hitazo con un arte de tapa tan genial.


Este no era el caso en 1997. Para entonces, solo una subserie existía: Mega Man X. Capcom habían aprovechado el avance tecnológico que supuso la salida de la Super Famicom/SNES para evolucionar a Mega Man y darnos una versión más madura, refinada -y me atrevo a decirlo, mejor- de la fórmula. Pero si bien la calidad era y sigue siendo innegable, en Capcom querían apuntar más alto y reinventar por completo la serie para su décimo aniversario, con el por entonces llamado Rockman NEO.

Y vaya si NEO era distinto: A diferencia del gameplay standard en 2D repleto de acción de la serie hasta ese momento, NEO iba a ser un un juego de acción-aventura completamente en 3D, y con un énfasis en la historia no visto hasta entonces. Otros nombres fueron barajados antes de decidirse finalmente en Rockman DASH, que en realidad son siglas para «Digouter’s Adventure Stories in the Halcyon Days», que funciona perfecto realmente si hacemos de cuenta que esa segunda D no existe.

En occidente, por supuesto, el juego sería conocido como Mega Man Legends.

Logo original del primer demo de NEO, incluido con la edición japonesa de Biohazard: Director’s Cut

In a world covered by endless water…

Mega Man Legends finalmente fue lanzado el 18 de diciembre de 1997 en Japón bajo el título Rockman DASH: Hagane no Boukenshin (lit: “Rockman DASH: Espíritu Aventurero de Acero”), y errándole a la fecha exacta del décimo aniversario por un solo día.

La historia en el primer Legends nos presentaba a un nuevo Mega Man sin ninguna relación con el personaje original, y que vive en una nave voladora llamada la Flutter junto a su hermana adoptiva/posible interés romántico Roll (no pregunten), su abuelo Barrel y un misterioso mono llamado Data, quien parece saber más sobre Mega Man de lo que aparenta, y que tiene la animación con más swag de 1997.

Chupate esa, Cloud Strife.

La narración al comienzo nos explica que la mayor parte del mundo se encuentra cubierta de agua, y que los pocos humanos que quedan se encuentran en su mayor parte asentados en islas pequeñas o viven en sus naves, como en el caso de nuestro protagonista y su familia. Mega Man, como muchas otros en su mundo, es un Digger: personas que tienen de oficio explorar peligrosas ruinas antiguas en busca de tesoros o tecnología que puedan reciclar.

Un día como cualquier otro, un desperfecto técnico en la Flutter los obliga a aterrizar de emergencia en una isla llamada Kattelox, en el mismo momento que una familia de piratas llamada los Bonne está planeando atacarla en busca de los tesoros ocultos en sus ruinas subterráneas. Mega Man termina involucrado en el conflicto de casualidad, y a medida que avanza la historia se va convirtiendo en un héroe para la gente de Kattelox, además de ir descubriendo los misterios del lugar, y cómo conectan con su propio pasado.

Capcom no mentían cuando decían que Legends iba a ser una reinvención de la serie. No solo el arte y el gameplay 3D eran una diferencia radical con lo que nos tenían acostumbrados, sino que además el juego no tuvo problema en dejar a un lado varios de sus aspectos más tradicionales. La estructura del juego abandona por completo los niveles lineales con un boss al final, y nos deja explorar un mundo enorme a cambio, lleno de lugares de interés, tiendas y muchísimos NPCs, con quienes podemos conversar.

El combate también vio muchos cambios sustanciales: Nuestro Mega Buster tiene distintos stats que se pueden customizar con un nuevo tipo de item llamado Buster Parts, que nos permiten modificar valores como el ataque, el alcance o la velocidad de nuestro disparo. No conseguimos nuevas armas derrotando bosses, sino explorando el mundo y cumpliendo distintos objetivos, además de que solo podemos equipar un arma especial en cada momento determinado. Roll cumple el rol (ja!) de mecánica y es ella quien está a cargo de todos nuestros upgrades y creación de nuevas armas y equipo.

Si bien es un juego que para los estándares de 2022 es rústico en varios aspectos, es fascinante cómo Legends se siente adelantado a su época en montones de pequeñas formas también. Kattelox es básicamente un proto-mundo abierto a pesar de estar segmentado en áreas pequeñas, y una vez hayamos habilitado toda la isla podemos ir y volver como nos plazca en busca de secretos o contenido extra. Esto no se limita a la ciudad en sí, sino que a medida que avancemos en nuestra aventura veremos cómo las ruinas subterráneas de la isla también conectan entre ellas como una red enorme bajo la superficie. Regadas por Kattelox también hay montones de pequeñas historias relacionadas a sus habitantes en las que podemos involucrarnos, haciendo que se sienta como un lugar real que ya existía antes de nuestra llegada accidental. Hasta hay un lock-on asignado al R2 que nos permite fijar nuestros disparos en un objetivo específico, un año antes de que The Legend of Zelda: Ocarina of Time introdujera el Z Targeting y cambiara el combate en los juegos en 3D para siempre.

Al mismo tiempo, Legends también es víctima de algunos de los quirks emblemáticos de la época. La localización del juego, por ejemplo, decidió cambiar el nombre del protagonista del “Rock” original japonés a “Mega Man” y cambiar todas las menciones dentro del juego para reflejar este cambio, generando situaciones bastante confusas o graciosas, especialmente al final del juego cuando se revela que el verdadero nombre de Mega Man es… Mega Man (el contexto no lo hace menos confuso, créanme).

Otra diferencia importante con la mayor parte de los juegos 3D de la época es que en Legends las cinemáticas eran 100% en tiempo real, y se les dio especial atención a las expresiones de las caras de los personajes, llegando al punto de dibujar rostros que solo funcionaban desde un ángulo específico para ser usados en una escena sola. No solo fue revolucionario para la época, sino que al día de hoy se sigue viendo aceptable.

No exagero cuando digo que Mega Man Legends sigue viéndose bien en 2022. La dirección de arte cuidadísima y el estilo visual onda anime que usaron para el juego hacen que haya envejecido mucho mejor que la mayoría de sus pares. Todo esto elevado por actuaciones de voz buenísimas para la época y un cast de personajes recontra querible que hasta hoy siguen generando montones de fanart, con la familia Bonne y Tron en particular convirtiéndose enseguida en algunos de los personajes más populares entre los fans no solo del juego sino que de Mega Man en general.

Pero lamentablemente y a pesar de todas las fichas que le pusieron, Legends falló a la hora de ser el éxito comercial que Capcom esperaba, recibiendo una reacción bastante tibia de la prensa gamer de la época, quienes criticaron bastante al juego por sus controles rústicos entre otras cosas.  Pero el éxito modesto del juego fue suficiente para que se creara un grupito de fans fieles, que estaban completamente a bordo con este nuevo rumbo experimental. Lo suficiente al menos para que Capcom sacaran dos juegos más en la serie: The Misadventures of Tron Bonne (un spinoff precuela del primer juego con Tron de protagonista) en 1999 y, finalmente, Mega Man Legends 2 en 2000, además de agregar a Tron y los Servbots en Marvel vs Capcom 2 el mismo año. Casi una década y media más tarde, la insistencia de estos mismos fans llegaría a oídos de Capcom, quienes expresaron interés en hacer una tercera parte, pero esa es una historia para otro día.

Difícil creer que no haya sido un hitazo con un arte de tapa tan genial.

A veinticinco años de su salida, Mega Man Legends sigue valiendo la pena revisitar. Sí, los controles envejecieron bastante feo, para qué mentir, pero el juego sigue sintiéndose simultáneamente como una reliquia de su tiempo y adelantado una década en montones de cosas que veríamos crecer, volverse estándares y explotar en popularidad en los años consiguientes. Al igual que en la isla de Kattelox, sus tesoros están ocultos bajo la superficie, listos para recompensar a quien esté dispuesto a adentrarse bien.

Felices 25, Rock. Algún día volverás de la luna.



Me gustan el metal, el Dark Souls y las empanadas.


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