Shovel Knight: Treasure Trove, o cómo desenterrar los 8-bits y encontrar el oro

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Tras recaudar más de 300 mil dólares en Kickstarter, es 2014 el año en que se materializa Shovel Knight, un título que desde sus borradores prometía devolvernos a la época de la NES, con gráficos símil 8-bits, música que se pega como chicle y vibrantes diseños de personajes. Pero la obra de Yacht Club Games logró trascender el simple refrito nostálgico y se convirtió en un ejemplo de cómo hacer algo retro y fresco al mismo tiempo. Hoy, a ya seis años de estar desfilando por cada tienda y plataforma existente, con sus propias figuras coleccionables y toneladas de fan-art empapelando el internet, ¿se puede considerar a Shovel Knight un clásico moderno?

Shovel Knight: Treasure Trove ya está disponible para Nintendo Switch, PS4, Xbox One y Steam.

La pócima del éxito

Cave Story, Limbo, Super Meat Boy, Braid, Hollow Knight, Celeste… La escena indie cuenta con un extenso panteón de celebridades que demostraron como cualquier mortal puede hacer obras tan originales como las que Capcom, Nintendo y compañía publicaron durante la edad de oro de los videojuegos. Mayormente apostando por un fuerte concepto de diseño, simple y fácil de entender, pero a la vez atractivo y único, todos los nombres de esa lista están asociados a imágenes muy claras y reconocibles: íconos de una nueva era. Son los nuevos Mario, Link, Sonic o Ninja Gaiden, y como herederos siempre están en el dilema de cuanto parecerse, diferenciarse o mejorar sobre sus antecesores.

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Existen juegos como Oniken donde sus desarrolladores deciden replicar de manera ultra conservadora la experiencia de cómo se jugaba en las generaciones pasadas, desde la misma paleta de colores a las animaciones y hasta una dificultad artificial generada por controles toscos. Pero la gente de Yacht Club Games eligió encarar por un camino distinto: mantener lo retro a simple vista, apelando al recuerdo de épocas más austeras en espíritu, pero no a la cruda realidad de sus limitaciones. Una caricia a la memoria selectiva, idealizada: la nostalgia. Parece un juego de NES, pero jamás la memoria de esa consola podría haber soportado este nivel de detalle y color. Se juega como un platformer de los clásicos, pero la fluidez y rango en cada movimiento sería imposible para la época. En fin, es y no es, usted me entiende.

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Con su distintiva armadura azul y blandiendo una pala justiciera (que no debería ser un arma, nos remarca un pueblerino al comienzo de la aventura), Shovel Knight deberá atravesar un mapa estilado a lo Super Mario Bros. 3 donde los niveles se dividen en territorios conquistados por enemigos (Mega Man), aldeas para actualizar y abastecer equipo (Zelda II) o instancias de bonus para conseguir dinero y coleccionables. El objetivo es derrotar a ocho villanos y alcanzar la Torre de la tiránica Hechicera que los comanda. Con suerte en ese lugar lo esperará su compañera caída, Shield Knight, a quién nuestro héroe rescata en sus sueños noche tras noche.

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De Mega Man también retoma el desafío, con una única dificultad predeterminada pero que pone la vara bien alta y nos va a llevar a la muerte decenas de veces. Sin embargo, la instancia de Game Over ya no es algo tan fatal: hay checkpoints. Lo interesante es que todos los checkpoints de un nivel pueden ser destruidos a cambio de un botín extra, así que la opción de poner las cosas más picantes siempre está y es recompensada. Otro gran acierto en esta cruzada por revivir el pasado es la elección del soundtrack, con melodías que dejan mucha impronta y se tornan familiares al instante, como clásicos automáticos.

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Un cofre del tesoro cerrado a cuatro llaves

Treasure Trove hace de colección definitiva de Shovel Knight, comprendiendo el juego original y sus expansiones. Estamos hablando de Plague of Shadows (un lado B de la historia que transcurre en paralelo a la quest de nuestro héroe) y las precuelas Specter of Torment y Knight of Cards. ¡Ahora somos los villanos! Controlando a nuestros rivales, nuevas aventuras expanden el lore de este universo en crecimiento.

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Todas son nuevas historias que reutilizan más o menos recursos de los niveles originales. El cambio más drástico se nota en la dificultad, porque el control de tanto Plague, Specter y King Knight es radicalmente distinto a lo que nos tenía acostumbrado el juego con su héroe por defecto. Hay toda una nueva curva de aprendizaje por cada personaje y la intensidad es alta, por lo que es mejor no jugar precipitadamente estas expansiones y dejarlas para el post-game.

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Y si algo no podía faltar, también hay cooperativo local en la campaña original (antiguamente una función exclusiva de Wii U desbloqueable vía amiibo, pero hoy ya disponible desde el momento cero). Modos extra de combate y desafíos también forman parte del combo, pero son bastante humildes y no aportan a la esencia del juego. Por último, una peculiaridad que vamos a encontrar si navegamos el menú de opciones: la posibilidad de hacer gender swap a protagonistas y villanos, algo que les va a traer recuerdos a los fans de Adventure Time con los episodios de Fionna y Cake (las “alter” de Finn y Jake).

Conclusión

Con un formato súper retro balanceado por su gameplay ágil y moderno, Shovel Knight es el equivalente plataformero a manejar un Fiat 600 con toda la accesibilidad de un Tesla. Hoy un símbolo inequívoco de la nueva ola de desarrollos independientes, es desafiante pero siempre justo, exigiendo en todo momento la precisión del jugador pero sin ser frustrante. Con Treasure Trove, juego y expansiones arman un combo sólido difícil de dejar pasar, especialmente para los que nunca le dieron una oportunidad en todos estos años.



Estudiante de Edición de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, a veces programador y diseñador gráfico. Me apasiona la ficción y el storytelling, en especial el género del terror. Me encuentro en autores como Stephen King y Mariana Enríquez, y videojuegos como Deadly Premonition y Silent Hill.


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