Tomb Raider I-III Remastered: Review – It Belongs in a Museum!

Mi desdén absoluto por el último reboot de Tomb Raider no es un secreto. Seguro, son juegos AAA de aventuras competentemente hechos que cumplen con buena nota con todos los requerimientos y clichés de gameplay de moda durante la generación anterior.

Pero como alguien que creció con los originales en la PS1, poco hay ahí de lo que para mí era el atractivo más grande de la serie: el sentido de exploración inigualable. Tomb Raider no necesita ser una aventura cinemática, no. Tomb Raider es sobre tirar a Lara Croft en un mapa enorme y decirle “arreglate.” Boom. Para qué arreglar lo que no está roto.

No ayudó a mitigar esta sensación ver la cantidad de gente que afirmaba que los primeros juegos de Core Design “envejecieron mal.” Si habré pasado horas, días enteros, argumentando que aquellos juegos envejecieron como un buen vino, que los controles de tanque eran una cuestión de acostumbrarse nomás, que la manera en que los juegos están diseñados necesitaba esos controles. Que lo que mató a esa primera época de Tomb Raider -y finalmente a Core Design- fue la saturación, y sacar una entrega por año durante cinco años seguidos inevitablemente disminuyó la calidad de los juegos y con esto el interés del público. Me llamaron loco (?

Le doy play a Tomb Raider I-III Remastered con un toque de miedo ¿Y si todas estas personas tenían un punto? Hace más de una década que no revisito estos tres juegos después de todo ¿Y si realmente estoy cegado por la nostalgia?

Jajaja, no. Ya quisieran. Los primeros tres Tomb Raider la siguen rompiendo.

Desarrollado por Saber Interactive y Aspyr bajo la supervisión de Crystal Dynamics, estos remasters de Tomb Raider traen una variedad de mejoras a las primeras tres aventuras de Lara

Para empezar, los gráficos han sido remasterizados en HD con un estilo visual extremadamente fiel al original. Efectos de iluminación modernos y el agregado de detalle geométrico adicional (solo en las partes no interactuables, una decisión acertadísima) hacen un excelente trabajo de darle a estos juegos que ya rozan las tres décadas una lavada de cara más que necesaria. Además, con solo tocar Options en PS5 podemos volver a los gráficos originales en cualquier momento, aunque el framerate cambia también a 30 fps. Claramente cualquier magia que están haciendo con los gráficos está corriendo sobre la lógica original del juego que sigue lockeada en ese framerate, como ya vimos pasar con el remaster de Diablo II por ejemplo. Esto también funciona durante las cinemáticas y mientras usamos el photo mode por cierto, lo cual me permitió hacer esta bonita comparativa:

Realmente la mujer más sexy de 1996.

No todos los aspectos de la colección se beneficiaron de estos cambios gráficos igual: Algunas áreas tienen problemas de visibilidad que no estaban presentes en las versiones originales, casi siempre quedando demasiado oscuras para ver bien a la distancia. Algunos ítems clave son también más difíciles de encontrar, debido a que sus sprites enormes 2D fueron reemplazados por modelos 3D más correctos en escala pero que también dificulta su visibilidad entre las nuevas texturas e iluminación. Esto también pasa con algunas palancas o interruptores escondidos entre las sombras, cuando en los originales de PS1 nunca fue un problema.

Pasado un tiempo sentía casi una obligación cambiar a los gráficos originales mientras investigaba para asegurarme de que no se me estaba pasando algo, lo cual es menos que ideal. Posiblemente por esto, todos los objetos interactuables en este remaster tienen un signo de admiración que aparece al acercarnos a ellos, pero se siente más como un parche que como una solución real. También vi algunas texturas glitcheadas, y al menos una zona donde directamente le pifiaron de textura y la que claramente pertenece a un jarrón estaba estirada sobre una pared entera. De todos modos, salvo lo de los ítems difíciles de ver, estos son problemas menores y en líneas generales la colección se ve fantástica.

También, y por primera vez, las expansiones de cada juego están finalmente disponibles en consola. Tras haber sido exclusivas de las versiones de PC todo este tiempo, Unfinished Business, Golden Mask y The Lost Artifact están incluídas en la colección y pueden jugarse en cualquier momento, aunque es recomendado solo jugarlas tras completar el juego base correspondiente porque representan un salto de dificultad importante.

La colección también incluye la opción de jugar con controles “modernos”, aka usar el stick izquierdo para movimiento multidireccional y el derecho para girar la cámara.

Estos controles parecen haber sido agregados solo para conformar a quienes se quejan de los controles originales y, para mí al menos, hacen al gameplay activamente peor. Para quienes por cualquier motivo no estén al tanto, Tomb Raider clásico tiene controles de tanque por una razón. Déjenme explicar: Los niveles en Tomb Raider están diseñados como grillas gigantes, y los movimientos de Lara están pensados para recorrer una distancia exacta en esta grilla. Así, por ejemplo, saltar hacia adelante recorre un espacio en el aire, mientras que tomar carrera antes de saltar nos permite recorrer dos. Mantener presionado el botón de salto mientras nos acercamos a un borde hace que saltemos automáticamente al llegar a este con lo cual la distancia recorrida siempre va a ser exacta. lo que muchos llaman injustamente controles “viejos” o “arcaicos” en realidad son, en mi opinión, uno de los sistemas más precisos que se hayan visto en un plataformero 3D.

Juegos como Super Mario 64 son acreditados con haber “perfeccionado” el movimiento en los plataformeros 3D, pero yo me permito disentir. Los controles en Tomb Raider no eran peores, solo eran diferentes, y funcionaban perfecto para lo que la serie apuntaba a hacer.  Este esquema de control funciona mucho mejor con el d-pad que con movimiento analógico, y al cambiar a controles “modernos” simplemente perdemos la precisión necesaria para ejecutar algunas secuencias.

Si son recién llegados a la serie, no se preocupen: los controles clásicos solo toman unos minutos de adaptación, y una vez que les haga click el gameplay no van a poder imaginar otra manera, ya que absolutamente todo en esta serie está diseñado alrededor de este sistema de movimiento.

A nivel dificultad, los juegos siguen ofreciendo el mismo desafío que en los noventas, con cada entrega subiendo la apuesta con respecto a la anterior, lo cual es entendible porque no muchos juegos desde entonces imitaron la fórmula de Core Design.

Eso sí, es claro que para Tomb Raider 3 los devs estaban al tanto de que que los jugadores ya conocían todos los truquitos del libro y directamente empezaron a abusar de las trampas ocultas y las muertes instantáneas, derivando en un juego bastante más sorete que los anteriores. Otro consejo para los recién llegados: cuando les toque elegir un nivel en Tomb Raider 3, elijan Nevada primero. Háganme caso, me lo agradecen después.

Hablando de truquitos: me DELEITA poder reportar que todos los trucos de las versiones de PS1 fueron incluídos y funcionan exactamente igual que en aquellas. Lo primero que hice al bootear la colección fue ir directo a Tomb Raider 3 para ver si el cheat de todas las armas funcionaba, y la sonrisa que me sacó ver que sí me duró todo el día.

¿Qué le habría subido puntos a la colección para mí? Que rehicieran las cinemáticas prerrenderizadas en vez de clavarles un upscale y ya, porque no solo quedaron mucho más oscuras sino que los gráficos ahora literalmente se ven peor que durante el gameplay. Yendo un poco más lejos, que incluyeran The Last Revelation y Chronicles. Entiendo que este último tuvo una recepción bastante tibia cuando salió originalmente pero The Last Revelation es una de las entregas más celebradas de la serie, así que su ausencia se siente particularmente rara. Ojalá a esta colección le vaya suficientemente bien para que aparezcan como DLC más adelante, o incluso como una futura compilación aparte.

Tomb Raider I-III Remastered es lo que todos los remasters deberían ser: completos, fieles al original, sin cambios innecesarios, y con la posibilidad de jugar con el look original de así quererlo. Aunque tal vez esa misma adherencia al pasado sea suficiente para disuadir a algún potencial comprador que esperaba una modernización más grande, para como dije al principio, para qué arreglar lo que no está roto.