La desarrolladora Robotality, en conjunto con Chucklefish –que supo estar a cargos de los exitosos Stardew Valley y Starbound–, presenta Pathway: un RPG de estrategia, en dónde se combatirá por turnos contra grupos nazis.
Lucha contra los nazis
El juego nos ubica en el año 1930. Europa y parte de Medio Oriente ya se encuentran bajo la influencia de los nazis, quienes se dedican a saquear cuevas y templos en busca de artefactos antiguos, con los que planean llevar a cabo peligrosos rituales ocultistas. En un comienzo del juego, deberemos seleccionar a dos personajes, con los cuales recorreremos los desiertos del norte de África para evitar que estas reliquias caigan en manos de este grupo ultraderechista.
Pathway consta de cinco campañas diferentes –cada una con mayor dificultad que la anterior–, que se podrán desbloquear a medida que se finalice (y conquiste) la expedición precedente. A medida que avancemos en los nodos que ofrece cada campaña, nos toparemos con eventos generados al azar. En estos nos podremos encontrar con una simple historia (que no genera cambio alguno), con alguna batalla (de la cual podremos huir) o, si tenemos suerte, con algún tesoro (que luego podremos revender).
Preparados, listos… ¡Acción!
Si bien en un principio la jugabilidad parece tarea complicada, con un par de batallas es fácil “agarrarle la mano” al juego. Los diferentes escenarios en dónde se realizan los combates terminan repitiéndose, por lo que, con un poco de memoria, será tarea fácil ganar ese combate en cuestión de minutos y pocos movimientos. Sólo hay que tener en cuenta dos factores: el combustible (el cual es fácil que se acabe con rapidez) y las municiones.
Como se dijo en un comienzo, Pathway es un juego de estrategia, por lo que debemos planificar nuestros movimientos. A comienzo de cada batalla, el jugador tendrá la chance de colocar a cada personaje disponible en alguna zona de la cuadrícula. Una vez comenzada la batalla (y que sea nuestro turno), podremos mover a los personajes a distintos puntos del mapa. Durante el combate, cada miembro del equipo podrá realizar dos acciones en cada partida: moverse y disparar (o viceversa), curarse (o curar a otro) y recargar las armas; o simplemente lo que el jugador prefiera.
Los personajes cuentan con la chance de utilizar acciones especiales (que consumen energía). Estas acciones dependerán del arma que porte cada uno. Las pistolas, por ejemplo, permiten realizar un doble disparo, con el cual se podrá atacar a dos enemigos. Con los cuchillos se podrá realizar un ataque especial con veneno, que descontará más vida al enemigo seleccionado. A determinados personajes también se les podrá colocar una habilidad especial, como la posibilidad de portar granadas o botiquines que permitan la restauración del escudo.
Un pixel art desperdiciado
Una de las principales cosas que impacta en Pathway es lo visual. El juego está realizado con el método de pixel art (algo muy utilizado en el último tiempo en entregas indies). La luminosidad que transmiten los gráficos genera un contraste extraño con la trama del videojuego (enfrentamiento contra nazis). Aun así, es esta “claridad” la que anticipa que se está ante un juego divertido, dónde la historias en torno a los nazis pasan a ser una cuestión secundaria.
Con el correr de las partidas, los gráficos se vuelven reiterativos. Esto impacta de lleno en la jugabilidad. Salvo alguna que otra variación, los campos de batalla son prácticamente idénticos entre sí, lo que finalmente ocasiona que cada vez se vuelva más y más fácil ganar las partidas. Los diferentes escenarios (campamento nazi, templo subterráneo, etc.) también se repiten una y otra vez y, pese a no impactar en la historia en sí, genera que finalmente todo se vuelva monótono.