Enotria: The Last Song – Review – Un souls arriba de los tablones y el telón

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Cuando decidí probar Enotria: The Last Song, no sabía exactamente qué esperar. El tráiler me había dejado con una sensación mixta: por un lado, me llamaba la atención la estética mediterránea y ese toque de fantasía vibrante; por otro, no estaba seguro de si sería el típico RPG de acción que no termina de brillar. Afortunadamente, decidí darle una oportunidad, y lo que encontré fue una experiencia que, aunque no perfecta, logró engancharme durante horas.

Enotria: The Last Song esta disponible para PC, PS5 y Xbox Series X/S.

Desde que empieza el juego, queda claro que Enotria quiere destacar visualmente. No es un mundo hiperdetallado o con gráficos hiperrealistas como los de The Last of Us Part II, pero tiene un estilo artístico que mezcla lo realista con lo colorido. Todo parece sacado de una postal mediterránea: casitas blancas con tejados de terracota, colinas llenas de olivos y un mar azul intenso. Pero lo que más me atrapó fueron los pequeños detalles que daban vida al mundo: ropa tendida ondeando en el viento, vendedores en mercados bulliciosos, y un juego de luces y sombras que hacía que todo pareciera bañado en un sol eterno.

El diseño del mundo es abierto, pero no inmenso, algo que agradecí. No soy de los que disfrutan perdiéndose durante horas en mapas interminables. Aquí, cada región tiene su propio encanto, con áreas más cerradas que te invitan a explorar y a prestar atención. Hay ruinas antiguas que cuentan historias sin palabras, pueblos con habitantes que murmuran sobre los peligros cercanos y caminos serpenteantes que conducen a rincones secretos. Sentí que cada paso tenía un propósito, y eso me mantuvo interesado en seguir avanzando

Una historia de misterio y redención

La historia de Enotria gira en torno al Wanderer, tu protagonista, que despierta sin recuerdos en un mundo sumido en una especie de estancamiento mágico. Este «estancamiento» no es solo narrativo; literalmente, la magia ha detenido el tiempo en ciertas regiones, dejando a sus habitantes atrapados en un eterno presente. Tu misión es liberar estas áreas devolviéndoles el flujo del tiempo, y para hacerlo, debes enfrentarte a los Verdugos, entidades que simbolizan los pecados o traumas de cada región.

Aunque la premisa no es exactamente innovadora, tiene algo que logra enganchar. Los diálogos son simples pero efectivos, y cada región tiene su propia subtrama que conecta con el tema general del juego. Por ejemplo, en una de las áreas, los habitantes están atrapados en un festival interminable. Al principio parece divertido, pero pronto descubres que esta fiesta eterna es un castigo para quienes intentaban escapar de su rutina diaria. Cada historia secundaria ofrece algo de reflexión, y aunque no todas son igual de profundas, me gustó que el juego intentara abordar temas humanos a través de su fantasía.

El Wanderer como personaje no es particularmente carismático, pero funciona bien como un avatar silencioso. La narrativa se centra más en el mundo y sus habitantes que en tu protagonista, lo que ayuda a sumergirte en la atmósfera del juego sin distracciones innecesarias.

Un combate algo astillado

El combate en Enotria es, sin duda, uno de los puntos centrales del juego. Desde el principio, queda claro que el título toma inspiración de juegos como Dark Souls o Elden Ring. Tienes un sistema de combate basado en la gestión de la resistencia, con esquivas, ataques ligeros y pesados, y la necesidad constante de estudiar a tus enemigos antes de lanzarte al ataque.

En términos generales, me pareció que el combate está bien diseñado, pero tiene algunos altibajos. Los enemigos comunes no son demasiado complicados, aunque algunos tienen patrones de ataque que te obligan a pensar dos veces antes de actuar. Los jefes, por otro lado, son una mezcla. Algunos enfrentamientos son realmente memorables, con mecánicas únicas y diseños visuales que impresionan, mientras que otros se sienten un poco genéricos.

Algo que me gustó mucho fue el sistema de «Resonancia». Durante los combates, puedes aprovechar ciertos momentos para activar una habilidad que sincroniza al Wanderer con el entorno.

Por ejemplo, en una pelea cerca del agua, usar la Resonancia puede desencadenar un efecto que ralentiza a los enemigos al mojarlos. Este sistema añade una capa estratégica interesante, aunque me hubiera gustado que el juego lo explotara más.

Sin embargo, no todo es perfecto. Los controles a veces se sienten un poco rígidos, especialmente al intentar encadenar movimientos rápidos. Hubo momentos en los que quería esquivar y el personaje parecía reaccionar una fracción de segundo tarde, lo que resultó en más de una muerte frustrante. Aunque no es un problema constante, es algo que puede sacarte de la experiencia en los combates más intensos.

El teatro lo es todo

Una de las cosas que más disfruté de Enotria fue la exploración. El mundo está lleno de secretos, desde cofres escondidos hasta caminos alternativos que conducen a encuentros únicos o pequeñas historias secundarias. No es un juego que te dé todo en bandeja; tienes que prestar atención a los detalles y estar dispuesto a desviarte de tu ruta principal.

El sistema de progreso es bastante estándar. Ganas experiencia al derrotar enemigos y completar misiones, lo que te permite mejorar estadísticas como la fuerza, la agilidad o la resistencia. También puedes desbloquear habilidades especiales que se adaptan a tu estilo de juego, como ataques más rápidos, defensas reforzadas o mejoras en tus Resonancias. Aunque no es un sistema revolucionario, es funcional y te da suficiente libertad para personalizar a tu personaje sin abrumarte con opciones.

Una característica que me llamó la atención fue el equipo. En lugar de encontrar una tonelada de armas y armaduras con pequeñas variaciones, Enotria se enfoca en ofrecer objetos únicos que puedes mejorar. Esto hace que cada descubrimiento sea más significativo, ya que no estás constantemente cambiando de equipo por algo que solo tiene un +1 en daño.

La atmosfera como pilar central

Si hay algo que Enotria hace bien, es construir una atmósfera. Como mencioné antes, los paisajes mediterráneos son una delicia visual, pero lo que realmente les da vida es la iluminación.

El juego tiene un sistema dinámico de día y noche que transforma completamente el ambiente. Durante el día, el mundo se siente cálido y acogedor, pero por la noche, las sombras cobran protagonismo y te encuentras en un lugar mucho más inquietante.

La banda sonora también merece una mención especial. Las melodías combinan instrumentos tradicionales con toques modernos, creando un sonido que encaja perfectamente con el tono del juego. Cada región tiene su propia música, y los combates contra jefes cuentan con temas intensos que logran mantenerte al borde del asiento.

En cuanto al rendimiento, el juego corre bastante bien en la PS5. Las pantallas de carga son mínimas gracias al SSD, y no tuve problemas graves de rendimiento. Hubo algunos momentos donde las texturas tardaron un poco en cargarse, pero no fue algo que arruinara la experiencia.

¿Es perfecto? Definitivamente no. El juego tiene sus fallos, como ciertos problemas de ritmo en la historia principal o la falta de pulido en algunos combates. Además, aunque el mundo es hermoso, no siempre está lleno de actividades significativas, y a veces me encontré simplemente caminando largas distancias sin mucho que hacer.

Sin embargo, estos problemas no eclipsan lo que Enotria logra hacer bien. Es un juego que apuesta por una dirección artística única, un combate sólido (aunque no perfecto) y una narrativa que, aunque sencilla, tiene momentos que realmente te hacen pensar.

LO MEJOR

  • Una atmosfera increíblemente bien adaptada y atrapante
  • Un gran nivel de customización en las estrategias de combate.

LO PEOR

  • Combates un poco rígidos y truncos

Enotria: The Last Song

  • 8.5

    Score

    Enotria: The Last Song no es un juego que revolucionará el género, pero tampoco lo necesita. Es una experiencia sólida y entretenida que brilla especialmente en su ambientación y exploración. Si te gustan los RPGs de acción con un toque de desafío y un mundo que se siente vivo, este juego merece una oportunidad. Al final, no fue perfecto, pero sí lo suficientemente bueno como para quedarme pensando en su mundo mucho después de haber terminado la partida. Y eso, para mí, ya es un éxito.
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Mi primer juego fue el Commander Keen, con eso ya saben mi edad. Entrenador Pokémon, y si me queda tiempo, trabajo un poco. Friends y Daft Punk en loop como modo de vida.


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