Astor: Blade of the Monolith Review – De Colombia para el Gliesse

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Siempre es un momento interesante cuando un estudio decide “dar el salto” de videojuegos para celulares a un título para PC y consolas. Sobre todo porque nos hace recordar lo falibles que somos, lo prejuiciosos que podemos ser. Me refiero por supuesto a considerar a que los videojuegos para dispositivos móviles suelen ser entendidos como inferiores por la población gamer en general. Entonces cuando una desarrolladora toma ese camino de entrar “en las grandes ligas”,  sorprende. Lo es aún mas cuando encara un proyecto de este alcance.

Astor: Blade of the Monolith esta disponible para PC, PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X/S y Nintendo Switch.

ASTOR

Astor, la Espada del Monolito tiene un cruce de géneros interesante que bien puede atribuirse a las influencias que absorbió de videojuegos como LoZ: Breath of the Wild o cualquier ARPG que se les pueda ocurrir post Breath of the Wild como ese buen intento de Ubisoft que fue Immortal Fenix Rising o incluso, porque no, el querido Genshin Impact.

En Astor se cruzan mecánicas básicas de RPG, gameplay de hack & slash  inspirado en DMC o Bayonetta (con algún ingrediente de los soulslike incluso), plataformas y puzles físicos y un interesante y desbloqueable mundo abierto con escenarios bien definidos, coloridos y placenteros a la vista.

No se aleja de todos apartados que tienen y han tenido un millar de videojuegos exitosos de la última década.

Aparte de eso, y aunque su argumento me haya resultado un tanto impenetrable (así como las motivaciones del personaje titular, creo que lo mas simpático de la experiencia de probar “Astor” fue que se convirtió en una fuente de entretenimiento muy agradable para llevar a cabo con mi hija de 7 años. Y es importante para esta reseña.

C2

Alguna vez nombrado: “Monolith, Requiem of the Ancients”, se ve que el estudio colombiano C2, detrás del desarrollo decidió que un rebranding era necesario para el futuro éxito de su IP y por eso terminó siendo renombrado con el nombre de su protagonista. No tengo claro cual de los dos nombres me gusta mas pero que frase es la de “No juzgues al libro por su portada”, porque sin duda, me habrían hecho pensar en experiencias muy distintas. Con Astor, Blade of the Monolith estaba 90% seguro de con qué me iba a encontrar y, aunque me equivoqué totalmente en el alcance, acerté un pleno con las formas sin haber visto el tráiler o jugado la demo que salió hace un año.

Asombra lo que hizo el pequeño estudio de desarrollo con su creación. Insisto, que prejuiciosos somos. Sin duda sus videojuegos para celular eran de buena factura, pero es difícil encontrar un “leap of faith” como éste.

Vamos por partes:

Astor es un videojuego de unas cuantas horas. No es un ARPG indie de esos que se pasan en 2 horas. El mundo tiene su extensión e invita a explorar. Como en los RPGs de los últimos años, el mundo abierto tiene su buena cantidad de dungeons/temples/chalices/domains que forman parte de la historia (es decir, no son opcionales) y que transforman el ecosistema en el que nos encontramos otorgando mucha variedad visual. A partir de los escenarios básicos de casi todo videojuego pero entendiendo las limitaciones con las que cuenta un estudio de 20 personas en oposición a los triple A de miles de empleados, los creativos de C2 supieron encontrarle la vuelta con un estilo sencillo con una paleta de colores contrastada y fuerte. Para el diseño de personajes, cuenta Lucho Correa, lead designer y co fundador de C2, se inspiraron en los trabajos de Jim Henson pero también en los de Guillermo del Toro y Tim Burton. Y que decirles, se nota. No es un bolazo.

El gameplay no es del todo ajustado que podría ser sobre todo considerando algunas cuestiones muy lógicas de los indies. Pero merece un párrafo aparte.

Abarcar

El refrán “el que mucho abarca poco aprieta” suele tener asidero en la realidad. No somos conscientes de nuestras capacidades hasta que de 5 tareas fracasamos en 4. Es ahí donde la reflexión nos abre los ojos.

Una de las virtudes de “Astor” es que sabe con bastante precisión donde abarcar y qué apretar.

Lo primero que aprendemos es que vamos a tener pocas opciones de armamento. Espada, lanza, puño y martillo. Cada uno con su distintivo moveset, combos, y críticos que se van desbloqueando con dos tipos de ítems recogibles.

También son pocos esos ítems, apenas un puñado que se reducen a unos minerales que se transforman en HP y dinero, y poco más.

Las armas y los ítems son escasos, y también la variedad de enemigos que se reducen a una raza específica, unas seudoarañas robóticas y algunos brutos gigantes.

El mundo es amplio y atractivo y tiene lugares escondidos a los que se puede acceder mediante una mecánica singular, una suerte de poder tecnorúnico, si me permiten el neologismo,  que nos permiten acceder a áreas con loot.

A esa mecánica se le suma un poder rúnico que sirve para activar objetivos a distancia o stunnear enemigos y la curiosidad de “los constructos” que poderosas invocaciones. A mi gusto, había todo un camino por ahí a desarrollar que se queda corto y que quizá incluso, no era del todo necesario.

Otro de los apartados con carencias es la banda sonora que contiene un número muy escaso de piezas que se vuelven un tanto repetitivas después de la quinta hora de vicio. No pude encontrar al compositor de las piezas. La calidad de las mismas no es la crítica. Sino lo insuficientes para una obra que, aunque indie, tiene carácter de épica.

Hace algunos párrafos hablé de cómo jugué este título junto a mi hija y como a ella “no le costó”, situación que sucede seguido porque los videojuegos, sobre todo los de estos géneros, son cada vez mas grandes, con mas opciones, con mas cosas que atender o prestar atención. En definitiva, son para personas de cierta edad con cierta cantidad de tiempo disponible. Terminan siendo agotadores por abrumadores.

Saber donde recortar es una virtud.

Historia

En el planeta Gliesse, la raza de los Diokek vive mas o menos en paz plagada de misterios sobre su existencia, sus rituales, y su pasado. Astor, el héroe Diokek parte en búsqueda de respuestas a las numerosas preguntas que aquejan a los ancianos de la tribu y a enfrentar a las extrañas nuevas amenazas, la raza hiltsik que desde sus pequeños asentamientos provocan el terror en los pacíficos Diokek.

Acá hago un paréntesis para comentar un defecto que tiene “Astor”. Aunque la historia es lo suficientemente larga para un indie, los desafíos son poco variados y no hay una evolución de la dificultad con el avance mas o menos lineal que se nos provee.

Destruir a los enemigos es un trámite en las primeras horas del juego como en las últimas, y esto incluye a los jefes que a la postre, no son muchos tampoco.

Los diokek no siempre existieron. Fueron una creación de una raza antigua que desapareció y los dejó a su suerte. La aventura de Astor es por descubrir que sucedió y cual es la función del misterioso y ancestral monolito.

LO MEJOR

  • Para ser un indie tiene una duración muy interesante
  • Toma lo mejor de muchos rpgs con mucho mas presupuesto y lo hace bien
  • Visuales coloridas y bien definidas

LO PEOR

  • La banda sonora podría ser mas variada
  • Algunos bugs que complicaron la run
  • Misiones secundarias poco variadas

Astor: Blade of the Monolith

  • 8.0

    Score

    Astor: Blade of the Monolith puede darse el lujo de codearse con títulos con muchísimo mas presupuesto, recurso humano, y tiempo. Es sin duda uno de los referentes latinoamericanos a observar y tener presente cuando se habla de “posibilidades”. Es importante poder elevar el nivel siempre que se pueda y enorgullecerse de los escalones ascendidos, incluso aunque en el medio haya una docena de tropiezos.
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Gamer de muchos años. Creador de la comunidad Old Gamers. Redactor.


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