Como parte del 50 aniversario de Konami, la mítica compañía decidió resurgir de las cenizas la saga Corps, un juego olvidado de los ’90. Contra: Rogue Corps nos sitúa unos pares de años después de lo acontecido en Contra III: The Alien Wars.
El juego ya se encuentra disponible para PC, PlayStation 4, Xbox One y Nintendo Switch 4.
Otra historia de invasión alienígena
Contra: Rogue Corps nos sitúa en The Damned City en el año 2642, siete años después de la guerra contra los alienígenas. Tras un particular incidente, nuestra “maldita ciudad” fue invadida por diferentes tipos de extraterrestres que amenazan con eliminar por completo cualquier atisbo de humanidad. Con el objetivo de ponerle punto final a esta invasión, convocarán a un grupo de mercenarios y cazarrecompensas, dispuestos a cualquier cosa con tal de acabar con estos seres extraños.
Es así que se nos presentarán a los protagonistas de esta historia: Kaiser, Harakiri, The Gentleman y Hungry Beast. Uno de los principales problemas que acá radica es que nos quieren vender a estos personajes como únicos y diferentes: lamento decirles que no causan ni el más mínimo interés. Son personajes completamente clichés por donde se los mire. El clásico tipo rudo, la mujer rebelde sin filtro alguno, un bicho extraño y extravagante y un panda con cerebro de científico.
Más allá de estos poco interesantes personajes principales, tenemos la historia general en sí, en donde, lamento informarles, la situación no mejora. Al principio nos brindarán toda la información necesaria para adentrarnos en esta aventura, pero luego la cuestión quedará en la nada misma. La historia se ubica en un plano completamente secundario. Sólo parece haber sido puesta para darle un mínimo hilo conductor pero nada más.
Dispará, espera y volvé a disparar
Contra: Rogue Corps es un twin-stick shooter con una jugabilidad que por momentos cambia a una especie de shooter en tercera persona. Como trata este género, la cuestión es simple: apuntar y disparar sin parar (o no tanto, ya veremos porque).
Para seguir adelante en la historia debemos superar las misiones, las cuales tienen una duración aproximada de entre 15 y 30 minutos. En ellas debemos recoger una serie de objetos y derrotar a los enemigos que se nos presenten en cada sala. En caso en que no lleguemos a completar el tiempo debemos comenzar la partida desde cero.
A la hora de llevar adelante las misiones podremos elegir entre Kaiser, Harakiri, The Gentleman y Hungry Beast. Pese a esta ínfima cantidad de personajes, las armas principales se terminan repitiendo. Mientras que Kaiser Y Hungry Beast cuentan con una ametralladora, Harakiri y The Gentleman dispondrán de una pistola láser. El problema con las armas (además de ser escasas) es que se sobrecalientan con rapidez y para volver a utilizar hay que esperar unos segundos que resultan eternos cuando tenemos una horda de enemigos atacándonos.
Los personajes además cuentan con un arma secundaria, que nos ayudará a sacar más vida a los enemigos (pero que se sobrecalienta aún con mayor rapidez). Cada personaje, para diferenciarse del resto, cuenta con un ataque secundario y también una especie de superataque. Este último nos brindará buenas recompensas al finalizar.
Las armas y los personajes cuentan con un sistema de mejoras que, francamente, poco sirve. Para poder acceder a un mínimo de progreso en estos aspectos, debemos tener la voluntad de repetir una y otra vez misiones por las que ya hayamos pasado. De caso contrario, no nos alcanzará el dinero para realizar las mejoras –y ni hablemos de que estas mejoras poco mejoran (valga la redundancia) el nivel–.
¿Y el modo cooperativo online? El juego cuenta con un modo online para jugar con amigos, conocidos o gente randmon de internet y así hacer más entretenida y atractiva la experiencia. Lamento darles otra mala noticia: a no ser que tengas un grupito que se haya comprado esta entrega y esté dispuesto a jugarlo con vos, no vas a poder utilizarlo. Podés pasar minutos -de hecho yo pasé casi 20- esperando encontrar a alguien con quien jugar y nada. Sí, NADA. Nadie estaba conectado (o dispuesto) a jugar en modo cooperativo. Debo confesar que en el fondo no los culpo en absoluto.
De Guatemala a Guatepeor
Como si la historia y la jugabilidad no fuesen suficiente tortura, llegamos al aspecto visual. ¿Qué decir? No sólo no es atractivo a simple vista, sino que además los enemigos y los escenarios se repiten constantemente. Lo único que se puede rescatar en este aspecto –y por el simple hecho de ser un poquitín buenos–, son las cinematografías que se presentan en algunos momentos. Y cabe destacar que sólo le doy un punto a favor por tener una apariencia similar a la de los cómics.
La música pasa completamente desapercibida durante el juego, sería exactamente lo mismo si no estuviese presente. ¿Los efectos de sonido? Nifu-nifa. Si somos un poco amables podemos decir que están bien (aunque la realidad es que poco se puede destacar algo en este aspecto.