La E3 murió

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Hace un año y monedas publicábamos una opinión que se llamaba “Murió la E3” (nótese la cercanía en los nombres) dada la cancelación del otrora mas importante evento de gaming. Venía de unos años “rocosos”. Cuarentena, bajas importantes, competencia fuerte, eventos propios de las principales empresas.

El fin de la E3 estaba algo cantado, pero no por eso deja de ser menos lamentable e incluso, tal vez, algo doloroso.

Tanto en esa opinión como en algunas otras, comenté lo que significaba para muchos gamers (y para mi) la famosa Exposición. Y eso que nunca pude visitarla. Un viaje sin escalas al hype. Vendeme mentiras que me gusta. Dame todo ese humo rico. Eso fue en su cúspide la E3. Un tren desbocado de promesas hermosas.

Los sensatos nos dejábamos emocionar sin por eso dejar nuestros sueldos en precompras. Era divertido. Sigue siéndolo ahora cuando permitimos que nos embauque ese canadiense sin gracia de Geoff Keighley, un descarado lambiscón muy bien contactado.

Repito. Era y es divertido. Esperar algo bello entretiene. Es la brocha de arcoíris en un universo diagramado por Zack Snyder.

Hace unos años, desde un rubro muy distinto huelga decir, estoy involucrado en la jodita de las exposiciones. El secreto es este: casi no reportan ninguna ganancia, pero por alguna razón espiritual, “hay que estar”. No hay nada concreto. Estamos ahí para decir que estuvimos. Ponemos el stand, lo vestimos de colores, nos paramos varios días ahí a hablar con gente que ya nos conoce a decirle cosas que ya escuchó. Todo eso habiendo pagado muchos muchos dólares. Muchos. Una pequeña fortuna para un hombre común.

Las grandes empresas, Sony, Microsoft, Nintendo, no necesitan de estos eventos. Justamente, están porque están otros. Cuando uno decide que se pudrió de estar, el resto ya no ve la necesidad. Esa necesidad se termina cuando tu audiencia es efectivamente TUYA. Cuando no la disputas. Así es que Sony comenzó sus eventos propios con los PS Experience y streams emulando los Direct de Nintendo.

Es decir, no es un problema de dinero. Ni Sony ni Microsoft ni Nintendo tienen una situación financiera que les impida estar en la E3. Es mas sencillo que eso. Ninguna de las tres grandes tiene ya una obligación comercial o de marketing en asistir. Y cuando se decidieron, el resto fue cayendo como fichas de un dominó diabólico.

¿Podrían participar?

Yo soy de la idea de que, de haber sobrevivido la E3, en un par de años alguna de las grandes habría regresado. Era un bombazo muy atractivo. “Ganar la E3” siempre fue un ingrediente seductor  en la ecuación. Se gana cuando competís. Cuando todos aceptan esa competencia (aún la más abstracta y difícil de medir); correr solo siempre es aburrido.

En mis recuerdos más románticos de este hobby siempre estarán los lives de la E3 comentados con amigos en mi foro de Facebook. Descubrir en la misma noche FF7 Remake, Shenmue 3 y The Last Guardian en la presentación de Sony. La del 2015 fue una E3 mítica. Cada anuncio de las múltiples empresas fue mas hypeante y bestial que el anterior. Los memoriosos recordaran que EA anunció Mass Effect: Andromeda (no importa que haya sido una porquería), Microsoft anunció Dark Souls 3, Nintendo Star Fox Zero, SquareEnix Nier Automata y Kingdom Hearts Unchained X. Entre mil otros.

Capaz me repito, pero a mi, lo que me causaban las E3, de momento no consigo que me lo genere ni la Summer Game Fest ni los insípidos Game Awards. Comentario al margén, si la industria del videojuego genera tantos mas dividendos que casi todas las otras industrias culturales juntas, ¿por qué cada Game Awards parece una versión aún mas chota de los Martín Fierro? ¿por qué contratan actores de Hollywood que ni siquiera parecen querer estar ahí? ¿por qué la seguridad del evento es violentada por muchachos que en Argentina votarían a La Libertad Avanza? Nadie sabe. La E3 también tenía estos defectos, ojo. Es como que nuestro hobby sigue siendo el Fredo de la familia, incluso aunque sea el que más moneda mueva.

No es importante en este momento. Tomemos un minuto de silencio para velar la E3.

¿Cuánto pasó?

Seis segundos.

¿Volvemos a empezar?

Claro que no.


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Gamer de muchos años. Creador de la comunidad Old Gamers. Redactor.


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