El estudio independiente FDG Entertainment pone todas las cartas en juego con el lanzamiento de Monster Boy and the cursed Kingdom, un título de plataformas clásico pero con mecánicas modernas y mucho contenido.
Monster Boy And The Cursed Kingdom esta disponible para PC, PS4, Xbox One y Switch.
Una aventura sin precedentes
Monster Boy and the cursed Kingdom parte de una historia ya contada una y otra vez: el héroe que debe salir de la aldea para conquistar sus miedos y así salvar al pueblo. No por ser clásico, el relato no se mantiene moderno para nuevas generaciones y más si tenemos en cuenta que el juego tiene la dosis justa entre lo narrativo y lo interactivo.
Ryuichi Nishizawa, creador de la saga Wonder Boy in Monster World (1991), colabora en esta nueva saga que toma elementos del original pero también se separa para contar su propia historia.
La misma sigue a Jin, un joven guerrero que un día es transformado en cerdo por su tío que ha perdido la razón. Él no es el único afectado por la maldición, todo el pueblo ha sido cambiado por animales. Y mientras muchos siguen con sus actividades diarias, es nuestra misión la de aventurarnos fuera del pueblo y encontrar unas orbes que pondrán fin al problema. Cada una de ellas nos irá transformando en un animal diferente: un dragón, una serpiente, un sapo y un león. Nuestro camino nos llevará a revelar la verdad detrás de estos sucesos.
Mucha de la historia se ve apoyada por diálogos con los personajes secundarios, algunos que van y vienen en la trama. Otros que nos dan información para pasar un escenario en particular.
¿Corazón de león o lengua de sapo?
Todos los juegos de plataforma tienden a desafiar nuestra destreza en el mando, muchas veces nuestra capacidad para resolver puzzles y en otras ocasiones un poco de suerte. Monster Boy and the cursed Kingdom tiene un trabajo muy puntilloso a la hora de ir destrabando nuestras habilidades y todo lo que el juego propone.
Como mencionamos anteriormente, comenzamos la aventura siendo un cerdo. Cada transformación tiene sus limitaciones pero también sus destrezas. Mientras que nuestro porcino amigo puede disparar varias habilidades como fuego, boomerangs, rayos o bombas; es mas pesado y no puedo correr o saltar muy alto. Las destrezas nos sirven para activar y completar alguno puzzle o derrotar a ciertos enemigos.
El mapa se divide en varios escenarios, cada uno tiene algo que ver al animal en el cual nos iremos transformando. Cada enemigo que derrotamos puede desprender monedas o corazones. Cuando nuestra barra de vida llega a cero, tendremos que volver a empezar desde el último punto de partida (salvo que tengamos una poción que nos salva y nos otorga una nueva vida para continuar donde estamos).
Las monedas podremos canjearlas por objetos, habilidades o pociones que nos venderán algunos puestos que están dispersos en el juego.
A medida que avancemos podremos destrabar la transformación en una serpiente, que escupe veneno, se queda pegada en ciertos techos y pasa por lugares estrechos. Finalmente el sapo, que usa su lengua para impulsarse y puede nadar bajo el agua, el león que asesta golpes para abajo, arriba y adelante y finalmente el dragón que nos permite volar por un tiempo determinado y escupe fuego. Cada habilidad y personaje van de la mano de una variedad de escenarios que van desde ciudades en las nubes, bosques frondosos, catacumbas, prisiones y cuevas, playas y caminos bajo el mar.
Con las últimas transformaciones podremos utilizar armaduras, botas, escudos, espadas; etc. Muchas conseguimos en los escenarios, pero otras tendremos que comprarlas a los vendedores.
Cada enemigo tiene ataques diferentes y puede lograr ponernos los pelos de punta, principalmente si morimos y tenemos que volver a atravesar un largo camino hasta donde estábamos. Como es común, tendremos un adversario final o boss, algunos más fáciles que otros. Es que el juego se jacta de ir de a poco presentando las mecánicas que tenemos que usar y mientras que los primeros niveles serán un lindo paseo en el parque, los niveles en el volcán o en la prisión tendrán un alto desafio (algo similar a los títulos de la vieja escuela).
Como si los enemigos y la concreción de un salto en alguna dirección no fuera suficiente, en Monster Boy and the cursed Kingdom hay varios puzzles. Algunos son extras para conseguir algún diamante que nos darán más fuerza o velocidad en alguna armadura o arma; pero otros son esenciales para seguir con la historia. Y no se confíen por su simpleza, a veces esconden cierta vuelta de tuerca.
Finalmente, hay que destacar algunas mecánicas muy interesantes en el título. En primer lugar hay un escenario que contiene elementos de sigilo que se integran al resto del juego y por otro lado hay mini puzzles: como llegar hasta un escenario que esta en el fondo y vemos todo desde lejos.
Dibujos a mano y una banda sinfónica
Desde un punto de vista visual el juego es hermoso. con sprites dibujados a mano y con mucho lugar al detalle. Las expresiones de todos los personajes impregnan carisma y empatía al jugador. Las animaciones le dan vida a los enemigos y también al protagonista. Una mención a parte tienen los enemigos finales, no solo por su tamaño sino también por la construcción que tienen: una mezcla entre adorables e imponentes.
Los escenarios, también trabajados a mano, prácticamente cobran vida junto a los personajes. En vez de ser estáticos todo lo contrario, sus fondos se mueven, las plataformas se rompen o el agua y las nubes reaccionan como deberían hacer en la realidad.
La música podría haber sido un acompañante para una historia bien contada y visualmente atractiva, pero la gente de FDG Entertainment puso todo el empeño. La misma estuvo a cargo de Yuzo Koshiro (Street of Rage), Motoi Sakuraba (Dark Souls); entre otros. Funciona paralelamente a los escenarios pero incluso a las acciones que están ocurriendo en pantalla, siendo más lentas cuando estamos descifrando un puzzle o más rápida cuando tenemos que correr despavoridos antes que nos aplaste un techo o nos atrape un enemigo.
Conclusión
Monster Boy And The Cursed Kingdom es un título fascinante, con mucho color, buenas pinceladas y un trabajo que hace honor a los títulos de plataformas clásicos pero que es llevado a un terreno moderno.
Si por momentos es muy fácil, después nos encontramos con un título que puede ser complejo o un poco difícil, pero nada que con unas horas de juego no podamos afrontar.