Murió la E3

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Por mi trabajo –no éste que es un hobby- me toca formar parte del staff que participa de exposiciones. Las del gremio al que pertenece la empresa en la cual laburo por supuesto que en este caso es el sector minero, de la seguridad industrial y ferretero.

No son exposiciones para el público general aunque cualquiera es libre de ir. Son lugares donde empresas de la misma actividad participan y aprovechan para generar negocios y crear relaciones comerciales o al menos iniciarlas. La E3 nació siendo eso. Una exposición donde desarrolladores, distribuidores y gente del medio se juntaba a mostrar avances de sus próximas tecnologías, videojuegos en carpeta, balances y previsiones para el año siguiente. Esto fue así por buena parte de los 90s y mientras no era posible una transmisión por tele ni mucho menos una por stream.

Pasando los 2000 es que la E3 tomó un camino mas popular y comenzó a convertir su Exposición de Entretenimiento Electrónico en algo mas cercano a una Convención del Hobby. Si bien seguía existiendo la práctica comercial y de negocios, también comenzó a haber una mayor apertura al público gamer. De hecho, al día de la fecha, la E3 transcurre durante cuatro días, de los cuales solo dos son abiertos al público general.

La época dorada, PARA MI, de la E3 se vivió entre la séptima y octava generación de consolas. La amistosa guerra entre Sony y Microsoft, con Nintendo en la vecindad se dirimió en batallas de lanzamientos, hype, trailers, y consolas de super lujo. Fue en esta época que los desarrolladores y algunas figuras alcanzaron el status de estrellas del medio. Personajes como Gabe Newell, Phil Spencer, Kojima, Miyamoto, Fils-Aimé y muchos otros que ya eran super conocidos pero no en ese calibre. Fue también una época en la cual el realismo de los tanques triple A y sus abultados presupuestos lograron atraer a actores de Hollywood a hacer voice acting y ponerle el cuerpo a sus avatares digitales y por supuesto que también participen en la E3 presentando trailers o charlando.

El negocio fue tan interesante que incluso muchos medios lograron crecer gracias a la cobertura del evento.

Y por eso, en parte, es un poco una lástima que este en decadencia.

Desde ya antes de la cuarentena había indicios de una muerte prematura. Distribuidoras y desarrolladoras grandes cancelando su participación o enviando un video promocional. Grandes como Nintendo y Sony armando sus eventos particulares (Nintendo Directs y las Playstation Sony Experience). Luego Microsoft con los Showcase. Las razones para esto son variadas. Principalmente poner el foco en una camiseta.

Es muy sencillo. El sentido de pertenencia es muy humano. Así como es poco probable que nos hagamos de otro equipo de fútbol, también es poco común que el gamer cambie de sistema de vicio. Al menos no donde se hace la E3. Dado que la necesidad tiene cara de hereje y que no todos somos insensatos, donde el dinero no alcanza suele ser menos raro que alguien se pase de Playstation a XBOX. Pero esto también es así porque Microsoft DECIDE perder mucha plata por conseguir un mercado que aún así le es mayormente esquivo. El argentino sigue comprando Playstation (y en menos medida Nintendo Switchs) aunque vaya en contra de toda lógica financiera.

Volviendo a la E3, muchas empresas decidieron hacer foco en eventos o streams particulares de sus productos en vez de participar en un evento al cual iban a “competir”.

En el pasado he discutido con muchas personas del medio sobre el axioma “GANAR LA E3”. Lo he vertido en algún escrito incluso porque a las opiniones a veces hay que sellarlas en mármol para que tengan valor. En los sistemas capitalistas, las empresas compiten. También se ponen de acuerdo para desfalcar al individuo consumidor, pero principalmente rivalizan. Cuando compiten, lo hacen en la arena que es el mercado al cual se accede mediante el producto pero a la vez en el lugar donde ese producto se puede mostrar. El presupuesto de marketing a veces excede al del desarrollo del producto. Así de importante es. Entonces por supuesto que a la E3 iban a competir. Y por supuesto que iban a GANAR. Tener una presentación llena de videojuegos que alimenten el hype de la prensa y los consumidores era (y es) importante no por ese improbable cambio de camiseta, sino para lo que significa en la “guerra” de empresas y el sentido de pertenencia que genera en los hinchas. Eso crea dos situaciones: una fidelización (palabra netamente de corte empresarial) fuerte en el consumidor fan que se siente protector de la marca, y el germen de una elección en el que no es consumidor fan o el que siquiera es consumidor todavía.

Supongamos una persona que tenía 15 años en el 2000 y gracias a su PS1 pudo jugar al Final Fantasy VII y ser feliz. Luego creció, se sumó a la fuerza de trabajo, se juntó en pareja y convivencia. Todo eso le esquilmó tiempo de gaming que tampoco era su principal hobby. Supongamos que en el 2015, boludeando, puso el stream de la E3, vio la presentación de Sony y se maravilló con la revelación de la remake de ese videojuego que en su adolescencia le había volado el cerebro. Esa persona, que la industria reconoce como solamente un potencial, acaba de tomar una decisión. No se hace por individuos por supuesto, sino por colectivos. Pero quería ilustrar la cuestión de ganar o perder. El que piense que no se puede ganar un evento así está luchando contra conceptos del capital que ni siquiera son de otra manera.

Y los consumidores como nosotros, contentos, porque veíamos a empresas multimillonarias “batallar” por nosotros. No era real, ni importante. Pero lo hacían y convertían al evento en algo relevante.

Cuando el gaming se masificó (bien) se generó una inercia que ya no tiene tan claros los números. El marketing está pero no para los indecisos, sino para los obsesionados con una grieta que nunca existió ni existe porque todos intentamos poseer aquello a lo que tenemos acceso. El sentido de pertenencia es una falsedad que el gamer promedio se obliga a creer porque no tiene todo al alcance de la mano.

En la E3, las empresas alimentaban esa pertenencia porque –en principio- era totalmente inocente. Cuando dejó de ser negocio, se murió la E3.

Alguno me podrá rebatir que todavía estan los eventos de Geoff y algo de verdad tienen. Sin duda da la impresión de que aparte de las razones económicas y de marketing, hay algún pase de facturas no muy claro a la Asociación de Software de Entretenimiento.

Ya no será lo mismo.



Gamer de muchos años. Creador de la comunidad Old Gamers. Redactor.


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