Preview Vigor: El Battle Royale más survival del mundo.

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Vigor es la nueva apuesta de Bohemia Interactive (DayZ, Arma) exclusivo para Xbox One. Un survival shooter plagado de microtransacciones y mecánicas de celular, pero sorprendentemente profundo y con conceptos realmente interesantes. Aunque hace más de un año que estaba en early access recientemente llegó a la consola de Microsoft como un free to play.

El Forastero

Vigor nos pone en la piel de un forastero que sobrevivió una catástrofe nuclear en Europa del Este (¿Chernobyl sos vos?) en una pequeña cabaña en el medio de las montañas en Noruega. La misma será la base de operaciones y la principal herramienta de progreso del juego. En ella podremos controlar todo tipo de menús y actividades.

La cabaña cuenta con áreas distintivas para crear armas y munición, para mejoras permanentes, la tienda, nuestro botín y demás. Con cada mejora podremos obtener más recursos, mejores armas y mejor equipo para conseguir más mejoras… y así.

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El núcleo del juego responde a los peores juegos de celulares donde vemos números subir para subir otros números y sentir esos shots de dopamina que tanto necesitamos. Pero aunque este aspecto no sea del todo interesante, el concepto del battle royale de Vigor, sí lo es.

Así que corre corre corre, corazón.

Vigor se presenta con un pequeño tutorial explicando sus mapas y objetivos, luego nos presenta la cabaña y nos pide que hagamos lo mismo una y otra vez: debemos elegir una misión, solos o con un amigo -en este momento entre 6 mapas distintos- o juego rápido, que nos da un mapa aleatorio pero tarda menos en encontrar partida.

En el mapa de selección tendremos objetivos al estilo misiones, matar a tantos jugadores, encontrar determinado loot, etc., que nos recompensará con botín extra y una vez en la partida deberemos avanzar.

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Vigor presenta un Battle Royale contenido y sobrio. La partida contará con un máximo de 8 jugadores en mapas relativamente pequeños, pero llenos de zonas de interés. En toda la zona encontraremos elementos para saquear, desde autos hasta mochilas o cajas de herramientas, y también zonas de interés, como una caja fuerte llena de botín de alta calidad pero que avisa a todos los jugadores que alguien intenta abrirla, o una torre de radio que detecta a todos los jugadores de la pantalla pero «botonea» a quien la usa entre otros.

Durante la partida debemos encontrar la mayor cantidad de botín lo antes posible. Cada partida no dura más de 20 minutos ya que el juego lanza una nube radioactiva que fuerza a los jugadores a dirigirse a una de las salidas.

Aunque la decisión de abandonar la misión siempre es nuestra. Cada mapa tiene varias salidas y los jugadores pueden abandonar la misión en cualquier momento. Algunos decidirán lootear rápidamente y salir corriendo, otros se puede dedicar a campear lugares de interés y llevarse loot de los jugadores muertos y otros decidir salir a la caza de todos.

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Este estilo de juego es una bendición y un infierno. Para jugadores acostumbrados a juegos como Fortnite o CoD esta estructura puede parecer completamente aburrida. Pueden pasar partidas enteras en las que no nos crucemos con ninguna otro alma y solo caminemos en círculos recolectando pedazos de metal para fabricar armas que nunca disparamos, o puede haber partidas en las que tengamos mala suerte y nos maten antes de poder ubicarnos en el mapa, perdiendo todo lo que llevamos.

Esto pasa porque Vigor es más survival que Battle Royale y sus sistemas están pensados para incursiones rápidas en las que cada enfrentamiento es una lucha de vida a muerte. Cuando morimos en una misión, perderemos todo lo que nos equipamos antes de dicha misión y todo el botín que recolectamos, incluso esa hermosa escopeta rosa que nos salió plata real.

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Benditas microtransacciones

Porque Vigor es un free to play lleno de microtransacciones. La mayoría de las cosas que podemos comprar con plata real son cosméticos para nuestro personaje y no se pierden luego de morir, pero algunas cosas son armas o cosméticos para las armas, y esas sí desaparecen si morimos en una misión, a menos que utilicemos otro de los sistemas de Vigor.

La moneda del juego se llama Corona y podremos gastar estas Coronas antes de cada partida para mejorar el loot del mapa, mejorar las cajas que encontremos o asegurar nuestro equipo para no perderlo cuando morimos. Cuando mejoramos el loot todos lo demás jugadores lo sabrán y muchas veces también aportarán para mejorarlo, produciendo un círculo vicioso.

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Las coronas se pueden comprar con plata o producir en nuestra base, a una velocidad terriblemente lenta. Con la opción mejorada al máximo (10 niveles de mejora con todo y sus tiempos de espera) la base producirá 20 coronas diarias, un gorrito de lana cuesta unas 120 en la tienda.

Si queremos gatillar en la vida real, hay opciones para la dama y el caballero. El paquete de inicio, cuesta $142 en la tienda argentina de Xbox (disponible por tiempo limitado) y trae 500 coronas y unas lindas camperas para que nuestro personaje no parezca salido de la guerra de los clones (la personalización del personaje es escasa por decirlo suavemente). Y el paquete de fundador, para los rubios menemistas vale $1.429, trae una sola campera (el starter trae 4) y 3000 coronas.

Al ritmo en el que podemos gastar coronas en cosméticos, esas 3000 pueden durar un par de horas y los paquetes intermedios son bastante caros para los números que maneja la tienda del juego. Con la base generando coronas de manera gratuita, todo se puede conseguir sin poner un peso, pero son muchas, muchas horas de espera para poder hacerlo. Aunque, si es útil para los servicios, que son bastante más económicos.

¿Y qué tal se ve?

Gris. Todo el juego tiene esa sobriedad europea característica. Los mapas parecen pinturas de paisajes escandinavos, aldeas pesqueras o bosques nevados en la montaña, pero sobre cada paisaje cae un filtro sombrío y gris que juega con la idea de un desastre nuclear amenazando en cada esquina.

Eso sí, gráficamente no es una maravilla. Los modelos y texturas se ven bien, pero de lejos. Cuando nos empezamos a acercar y a mover por los mapas notamos un nivel gráfico con unos años de atraso y mecánicas que acompañan a esa sensación de juego viejo. Trasladarse por los mapas es bastante incómodo, con algunos problemas en las colisiones (saltar vallas es un parto) o zonas que son imposibles de subir por cómo están construidos los terrenos.

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En un juego en el que la precisión del movimiento y la estrategia para ocultarse son claves, este tipo de errores gráficos son imperdonables. Además, se suman las mecánicas “realistas” de las armas, que tienen un retroceso bestial y prácticamente destruyen toda posibilidad de combate a distancia. La mejor solución siempre es un escopetazo a quemarropa, ya que es muy difícil apuntar a objetivos lejanos y mucho menos meter los tiros necesarios para matar a otro jugador sin que el arma termine apuntando a la luna.

Conclusión

Vigor es un juego que recompensa a quienes tienen la voluntad de invertir una gran cantidad de tiempo. Con mecánicas profundas y una propuesta de juego que recompensa enormemente varios estilos distintos de enfrentar sus retos, pero que tiene una barrera de ingreso bastante alta y una de permanencia aún más grande. Las personas acostumbradas a juegos más casuales o arcade y quienes entraron al juego esperando un Battle Royale quedarán decepcionados al instante, pero quienes busquen una experiencia de survival dentro de un ambiente contenido y con una penalización relativamente baja ante la muerte, se encontrarán con un juego al que dedicarle muchas horas.

Quizás Vigor no sea el próximo Fortnite, y tampoco se lo plantea, pero podría ser un excelente juego de nicho y hasta ver alguna de sus mecánicas más interesantes replicadas en futuros juegos más masivos, o quizás quede en el olvido y sus servidores se vacíen dentro de un par de meses, el tiempo lo dirá.

VIGOR



Periodista de oficio, profesor en Comunicación Social de profesión, apasionado por la cultura popular como modo de vida. Defensor de los videojuegos como forma de arte y loco de la narrativa y las premisas extrañas.


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