Sonic Superstars Review: el futuro es retro

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Tras el éxito rotundo de Sonic Mania era solo cuestión de tiempo para que Sega quisiera volver al gameplay clásico de Sonic. Sonic Superstars agarra por la línea de los clásicos y le da una vuelta de tuerca para modernizarlo lo justo y necesario para no irse por las ramas.

Sonic Superstars esta disponible para PC, PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X/S y Nintendo Switch.

Otro año, otro Sonic. Desarrollado por Arzest junto a Sonic Team, Sonic Superstars vino para darle una lavada de cara al gameplay clásico de la serie con nuevos elementos, habilidades y personajes. El cambio más notable a primera vista, por supuesto, es que el juego abandona los pixeles por un look 2.5D, lo cual nos tenía a todos bastante preocupados cuando se reveló, considerando el antecedente de Sonic 4. Quédense tranquilos igual: Superstars no es Sonic 4. Ciertamente es más digno de llevar ese nombre que aquel juego, pero es claro que en Sega prefieren mantener esa caja de Pandora cerrada, y con buena razón. El gameplay básico respeta muchísimo el feel de los originales, con las físicas de Sonic (y el resto del cast) recreadas casi a la perfección. No sé qué magia arcana habrán usado para moverlas acá pero controlar a Sonic es como volver a encontrarte con un viejo amigo después de años.

Superstars no se conforma con ser una mera celebración del pasado, introduciendo montones de mecánicas nuevas e interesantes.

Para empezar, por primera vez cada Chaos Emerald que conseguimos nos dará una nueva habilidad, ya sea de combate, de movimiento o ambas cosas. Seis de estas son universales para todo el cast, la séptima y última es única para cada personaje: Knuckles usa un combo de golpes que disparan ondas de choque, Amy arroja martillos como si fuera una Hammer Bro de Super Mario, etc. Las emeralds son más fáciles de conseguir que nunca (al menos en lo que a los juegos clásicos se refiere), lo que me hace pensar que los devs querían asegurarse de que la mayor cantidad de jugadores posibles tuviera acceso al abanico completo de skills. Cada habilidad se escoge desde una rueda usando el stick derecho y se activa con cuadrado, y una vez desgastada necesitamos tocar un checkpoint para reponerla. Un detalle copado: si llegamos a un punto durante un nivel en el cual una skill particular nos va a servir para encontrar un secreto en el área cercana, el juego nos equipa la skill automáticamente y solo debemos descubrir en qué contexto usarla y cómo. Por ejemplo, la skill que revela plataformas invisibles se va a equipar pero no nos va a decir dónde están exactamente, solo que están cerca. Mientras que al principio no estaba muy seguro de cuánto me gustaba esto, terminé decidiendo que considerando la velocidad promedio a la que nos movemos por estos niveles la ayuda visual es una buena idea.

Cada zona en Superstars parece girar alrededor de una temática particular. Mientras que el primer nivel es nuestro refrito de Green Hill obligatorio (al menos esta vez hicieron un buen trabajo para darle identidad visual propia), el resto de los niveles giran alrededor de un gimmick central, y en cada zona nueva se nos va a presentar un nuevo componente o desafío exclusivo, como un boss que debemos evitar que se active y destruya todo en un solo ataque pisando botones repartidos por el nivel, o una zona en la cual solo podemos navegar en la oscuridad total con apenas un círculo de luz alrededor de nuestro personaje. La historia de Sonic Superstars cuenta con un total de 11 zonas, algunas de las cuáles tienen un solo acto. Otras zonas tienen actos extra que debemos jugar con un personaje específico, y que sirven para ver momentos específicos de la historia. Lo que normalmente habrían sido cinemáticas acá son momentos jugables, algunos con mecánicas exclusivas del nivel, lo cual fue una sorpresa bastante agradable.

Lo que lamentablemente no debería sorprenderme a esta altura del partido pero lo sigue haciendo es que Team Sonic parece no tener idea cómo diseñar un boss interesante.

Sin caer en los excesos de Sonic 4 o de Mania, los bosses en Superstars siguen siendo peleas muy largas y tediosas durante las cuales solo podemos dañar al boss en momentos específicos. No solo pasamos más tiempo a la defensiva que a la ofensiva, sino que perder la pequeña ventana de ataque implica tener que volver a tener que esperar a la próxima. Por más rápidos y eficientes que seamos creo que no hay un solo boss en Superstars que no tome al menos un minuto y medio o dos derrotar. Fue por lejos la peor parte de Mania, y es la peor parte de este juego también.

Otro punto flojo que puedo remarcar es la música de Jun Senoue, en el que debe ser su soundtrack más flojo desde, justamente, Sonic 4. Todos los mismos problemas que tuvo aquel vuelven a dar la cara acá: sonidos feos que intentan pero no suenan retro, tracks que son loops de menos de 10 segundos repetidos eternamente, refritos de cosas que hizo antes pero mejor (díganme que Pinball Carnival no suena casi como una nueva versión de Studiopolis), etc. Es raro porque cuando pela su lado más rockero me suele gustar mucho más su trabajo, pero cuando quiere ir por algo más clásico siempre se queda corto.

Por suerte el juego sigue siendo sólido, al menos cuando jugamos solos. Intentar jugar Superstars en coop es una experiencia que dependiendo qué tan en serio la tomemos puede ser muy divertida o absolutamente miserable. Por alguna razón decidieron que la mejor manera de mantener el sentido de la velocidad durante el multiplayer local es que el personaje que se encuentre más al frente de la acción es a quien seguirá la cámara, y si alguien se queda por detrás simplemente es despawneado y puede presionar X para volver. Entiendo en teoría qué quisieron hacer, pero muchas veces el juego parece no saber a quién seguir y el personaje adelante del resto termina saliéndose de la pantalla por el frente, incluso si los demás no se están moviendo. Es bastante frustrante y, a menos que seas del tipo de persona que cuando juega con sus amigos solo les interesa reírse un poco y no jugar seriamente, no lo recomiendo.

También hay multiplayer online, y la implementación es bastante meh. Para jugar online vamos a crear un avatar robot y participar contra oponentes (o bots) en carreras de obstáculos u otros minijuegos. Podemos customizar a nuestro robot comprándole partes con medallas que conseguimos en la historia, con diferentes combinaciones de partes y colores, aunque al menos para el final de la historia apenas te va a alcanzar para algunas partes (y terminar te desbloquea partes nuevas mucho más caras). Al menos en mi opinión, el online no es tan divertido como para que alguien se ponga seriamente a farmear medallas, no lo veo sucediendo.

Aún si nunca ponés un pie en el online o en ninguno de los otros modos extra (como los esperables Time trial y Modo batalla), hay mucho para disfrutar en Sonic Superstars. El juego se siente clásico pero nunca viejo, hay acá una evolución interesante de la fórmula y que creo solo se va a poner mejor si siguen desarrollándola a futuro. Además, el personaje de Trip es una gran adición al infladísimo cast de la serie.

Sin ser genial, Sonic Superstars demuestra una inventiva y un deseo real de mover la serie hacia adelante que no veíamos hace rato, tomando la fórmula clásica sin dormirse en los laureles de la nostalgia.

No todos sus elementos resultan en un todo cohesivo, pero funcionan lo suficiente como para dejarnos con ganas de más. Creo que estamos en condiciones de decirlo: el erizo azul está en su mejor momento en mucho tiempo.

LO MEJOR

  • Team Sonic nailearon completamente el movimiento y las físicas de Sonic clásico
  • La variedad visual y de gameplay en cada zona
  • Las habilidades de cada Emerald agregan aún más variedad
  • Trip es una gran adición al cast

LO PEOR

  • Otra vez bosses larguísimos con mucho downtime
  • El multiplayer es completamente evitable

Sonic Superstars

  • 7.5

    Score

    Sonic Superstars mira al pasado para avanzar hacia el futuro. Con el gameplay clásico intacto y montones de variedad en sus niveles y mecánicas, Superstars se siente como el comienzo de algo muy especial.
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Me gustan el metal, el Dark Souls y las empanadas.


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