Hace unos días, en una entrevista, el director de Bethesda comentó que el próximo Elder Scrolls no iba a estar hasta dentro de por lo menos 5 años y que no tenía claro que fuera a salir en esta generación de consolas. El videojuego fue anunciado con un cortísimo teaser hace 5 años ya, 7 años después de la salida de último Elder Scrolls. Si las cuentas no fallan (y Howard tampoco), Elder Scrolls VI saldría en el 2028.
ENOJO con E de Empatía
Los fans están enojados. Los gamers se preguntan ¿cómo puede ser? Es sencillo de entender. Nos hemos malacostumbrado (pausa para suspenso)… AL CRUNCH. Si, es así. Nos hemos habituado a que los videojuegos y sus secuelas emerjan con una distancia no mayor a los 4 o 5 años. Esto obliga a las desarrolladoras a concentrarse en un solo foco. Bethesda no es Elder Scrolls así como Rockstar no es GTA. Curiosamente, ambas se están tomando su tiempo en producir las sextas secuelas de sus buques insignia. El mejor debate –o el mas interesante- que podemos proveer es uno que provenga del análisis del crunch incluso en esos larguísimos tiempos de producción. Uno puede tener una buena fe inmensa y considerar sin tapujos que ambos estudios están trabajando en sus desarrollos de una manera mas humana, evitando el crunch y disponiendo de sus plantas laborales al amparo de los mas elementales derechos laborales. Pero es buena fe nomas. No es conocimiento de primera, segunda o tercera mano. Porque incluso de tener ese dato, bien podría ser mentira o miedo. O acaso Blizzard no era un páramo de buena onda hasta que se destapó la olla.
No tenemos control sobre eso.
Tenemos control (alguno mínimo) sobre nosotros mismos. Sobre nuestros deseos y nuestra forma y capacidad de acto. Intentare evitar las abstracciones y ser concreto.

CONTROL con C de Crítica
Decía que los fans están enojados. Nótese como me excluyo de ese grupo de inadaptados. Como tantos otros, yo no estoy enojado. Las razones son múltiples. En principio, y si fuera como supongo, porque detesto la explotación laboral y por lo tanto, si el desarrollo a largo plazo de un videojuego evita el crunch, es algo que ideológicamente tengo que aplaudir. Es lo consecuente aunque mis deseos por viciar tal o cual título sean desesperantes. No deberían serlo, al fin y al cabo, son solo videojuegos. Sin embargo, las personas que conforman este y otros hobbies geeks, son de todo menos normales. No es que este evento solo sucede en el gaming. No nos hagamos los rulos. Tanto George Martin como Patrick Rothfuss pueden decir algo sobre los fans de sus sagas y lo que consideran como “demoras”.
Que ahí esta el condimento sociológico ¿no? Considerar demora al tiempo que al artista (o al estudio de desarrollo) le lleva completar su obra. ¿Quién le otorgó el derecho al fanático de decidir cuando LA COSA esta o debería estar finalizada? ¿Por qué Norberto Pirulo, huido del Cotolengo de Don Orione presupone que “Vientos de Invierno” ya debería estar terminado? ¿Qué libros escribió Norberto para saber eso? ¿Cuántos videojuegos del tamaño de un Elder Scroll desarrolló Matías que tiene “Dev” en su bio de Twitter y no puede mostrar ni una visual novel hecha con Ren’Py?

Nadie les otorgó ese derecho. No están pensando como personas, ni como trabajadores. Están pensando como fanáticos que se creen dueños de la obra. Son el Comic Book Guy de Los Simpsons diciendo “que le deben”.
No confundir con el concepto de CRITICA que es distinto y se ejecuta con la obra y no con la creación in media res de la misma. Con la obra terminada pueden Norberto y Matias, en total conocimiento de sus capacidades, señalar el producto y decir (si así lo creen):
“¿Para esta poronga se tomaron tanto tiempo?”.

F para presentar Respetos
Decía que solo podemos controlar lo que nosotros hacemos. Por ejemplo, precomprar. No hay que precomprar nada. No se va a acabar. No es necesario financiar millonarios tampoco. Distinto es si en la precompra, por ejemplo, hay un extra lo suficientemente importante que lo justifique, pero a menudo no es así.
Podemos intentar controlar la ansiedad por el objeto de nuestro deseo. Hay millones de videojuegos. Mientras sale el próximo GTA, o Elder Scrolls, se pueden disfrutar una multitud de obras distintas que aparte operan de una manera positiva al revelarnos algo nuevo. Así, los fanáticos de Canción de Hielo y Fuego descubrieron el Cosmere.

Pero volvamos al gaming. Supongamos que somos fans de Elder Scrolls y ya pasamos los 5 anteriores multitud de veces (¿cuánto tiempo libre tenes que tener?), hay 100 videojuegos similares con universos enormes, desarrollados e inclusivos. ¿Por qué nos causa frustración aquel que tarda un poco mas en llegar?
Es una fantasía de control que proviene de la inversión emocional que se hizo con la obra y lleva al fan a creerse “dueño” de ella. La teoría de la identidad social que explica que nuestra identidad se formaliza de acuerdo a lo que consumimos y los grupos que frecuentamos que suelen estar conectados de manera íntima. El subproducto de esa identificación es creer que la obra de nuestra obsesión nos pertenece. Nos (Comic Book Guy de vuelta) debe.
Por eso es que aparte de las demoras, al fan le molestan los cambios incluso aunque hayan sido realizados por el propio autor que pasa a ser un empleado de los deseos de otros.

Si durante 30 años, Elder Scrolls fue un RPG clásico de fantasía heroica y de repente, el próximo fuera un JRPG con peleas por turnos, el fan se sentiría traicionado porque ya decidió que ESTO no puede ser OTRA COSA. ESTO tiene que ser LO QUE SIEMPRE FUE.
Tomemos un caso por fuera del gaming que es muy interesante. La banda Metallica sacó su primer disco a inicios de la década del 80, Kill’em All. En la misma década vinieron Ride The Lightning, Master of Puppets y …And Justice for All. En En los 90’s cambió todo. El Trash y Speed Metal ya no eran la onda de los tiempos. Al menos no en el mainstream. Y Metallica cambió. Su primer disco de la década fue el Album Negro. Metal pesado y lento, con solos sencillos y alejados de la virtuosidad de la década anterior. Muchos fans se sintieron decepcionados, pero a la vez, fue el disco más vendido de la banda porque se acercó al ideal de la época. Tras ese disco vino una seguidilla –corte de pelos mediante- que se aproximó aún mas a lo que era el gusto de los 90’s. Los fans los odiaron y clamaron a los cuatro vientos que “Metallica se vendió”. Aún en el 2023 sostienen ese mantra y hace mas de 10 años que Metallica volvió a las fuentes. Es decir, para estos fans, un periodo de ocho años (aquella donde se sintieron identificados) es el PERIODO REAL, en contraposición a los mas de 30 años posteriores donde “no fueron Metallica”. El que se hizo fan de la obra de otro le explica a ese otro que su obra está mal porque no es lo que el cómo fan hubiera hecho.
¿Queda claro el despropósito?
