Xenoblade Chronicles 3 Primeras impresiones: ¿El mejor de la serie?

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A menos de seis meses de ser revelado en el Nintendo Direct de febrero, y habiendo pasado cinco años de la entrega anterior, Xenoblade Chronicles 3 ya se encuentra entre nosotros. Habiéndole metido casi veinte horas ya, Monolith Soft parece tener otra obra de arte entre las manos, que promete ser la conclusión épica que esperábamos y mucho más. Pero como no me quiero apurar a sacar conclusiones, esta review solo recibirá un puntaje más adelante.

WAR… WAR NEVER CHANGES (LITERALMENTE)

Desde hace generaciones, el mundo de Aionos está enredado en una guerra sin fin entre las naciones de Keves y Agnus. Ambos bandos combaten usando soldados creados especialmente para pelear, cuyas vidas artificiales solo duran diez años (llamados términos) antes de ser reemplazados por una nueva tanda. Eso si no mueren antes, por supuesto. Aquellos quienes logran completar sus diez términos con vida tienen el honor de ascender a un nuevo plano existencial en una ceremonia anual llevada a cabo personalmente por la reina de cada nación. Sospechoso, sí.

Noah, nuestro primer protagonista perteneciente al bando de Keves, es un “off-seer”: soldados especiales encargados de usar su música para enviar a las almas de los caídos en batalla al más allá. Es acompañado en combate por sus amigos Eunie y Lanz, quienes crecieron y entrenaron junto a él desde la infancia. Tras una batalla indistinguible de todas las demás, los tres son enviados a interceptar lo que originalmente creen es una máquina enemiga, solo para llegar y encontrarse con que Agnus había enviado a tres de sus propios soldados con el mismo objetivo: Mio, quien como Noah cumple el rol de off-seer, y sus compañeros Taion y Sena. Por supuesto, el conflicto entre ambos bandos es interrumpido por una amenaza mayor, una que los forzará a trabajar juntos y despertar un nuevo poder que los hará cuestionarse todo lo que creían sobre sus naciones y sus propias existencias.

MOJANDO LOS PIES

Los primeros dos capítulos de Xenoblade Chronicles 3 se sintieron sorprendentemente lineales, casi como una introducción extendida a su mundo y sus conceptos. Monolith parecen haber tomado en cuenta las críticas sobre Xenoblade 2, un juego que te abrumaba en todo sentido desde el momento uno, y decidieron tutorizar mucho más el arranque de la secuela. Esto tuvo algunos efectos colaterales graciosos, como ver un tutorial sobre cómo abrir contenedores en el mundo, recibir un accesorio de ese primer contenedor lo cual disparó un tutorial sobre cómo equipar accesorios, solo para cinco minutos después recibir el mismo tutorial cuando recibí otro accesorio en la historia. Recién al arrancar el capítulo 3 el juego finalmente se abre y nos deja explorar sus mapas enormes, llenos de verticalidad y secretos, además de esas vistas increíbles a la que nos tiene acostumbradas la serie. De XB2 también vuelven las Field Skills para acceder a lugares del mapa que originalmente están bloqueados, aunque reemplaza el pésimo sistema de aquel con nuevas skills que vamos desbloqueando de forma natural al avanzar con la historia o cumplir ciertas misiones.

Con sus campos enormes y abiertos llenos de vegetación, montañas y formaciones geológicamente imposibles a la distancia, Xenoblade Chronicles 3 parece llevar a la Switch al límite de lo que se puede hacer a nivel visual, mostrando unos gráficos realmente impresionantes para la portátil, con una performance aceptable en la mayoría de los casos, con algunas caídas esperables. Los cambios de resolución violentos de su predecesor siguen ahí, pero al menos por ahora no parecen tan frecuentes. El juego también nos permite sacar screenshots sin interfaz presionando L+R tanto dentro como fuera del combate, dejándonos atesorar estos momentos mejor que nunca. Tal vez mi única queja por ahora es que por motivos de historia pasamos la mayor parte del capítulo 2 en un desierto, que no es que se vea mal ni nada pero tal vez no sea la zona más atractiva visualmente para introducir tan temprano en la historia. Pero considerando que los dos juegos anteriores introdujeron algunas de sus zonas más impresionantes y creativas en sus segundas mitades estoy seguro de que lo mismo sucederá acá, así que me quedo tranquilo. Sacando estos detallitos técnicos, a grandes rasgos el juego se ve absolutamente fantástico para la Switch. Game Freak: tomen nota.

Otra mejora notoria, y que podemos notar a simple vista, es que esta vez los diseños de los personajes principales no dan vergüenza ajena. Xenoblade 2 había abandonado los diseños más tradicionales de la primera entrega por un cast lleno de detalles exagerados y personajes femeninos sexualizados a más no poder. Yo amé ese segundo juego *a pesar* de su diseño de personajes, y aún enganchado con la historia -que me pareció fantástica- nunca dejó de distraerme lo descarado de algunos de ellos, que realmente parecían salidos del gacha para celulares más pedorro y que hacían que por momentos me costara conectarme a nivel emocional con lo que sucedía en la pantalla.

Por suerte, y a pesar de tener el mismo diseñador de personajes, Xenoblade Chronicles 3 hace un laburo bastante mejor con este tema y tiene un cast de personajes mucho más variado y con más personalidad. No sé si de Nintendo les habrán dicho algo a Monolith al respecto o si fue una decisión interna nomás, pero sea como sea el resultado es que este juego sí se puede jugar con otra gente en el cuarto sin morir de cringe.

EL ARTE DE LA GUERRA

Una vez que nuestra party está completa, cada uno de nuestros personajes tiene un rol asignado y que a pesar de sus nombres son solo distintas variedades de DPS, tanque y healer. Como de costumbre en la serie, el combate es en tiempo real con mucho énfasis en el posicionamiento, y con manejar el timing de la pelea cancelando ataques normales con artes y skills, stackeando estados alterados y combinando diferentes habilidades que a veces solo pueden usarse si otro estado específico está activo (por ejemplo, solo se puede lanzar por el aire a un enemigo aturdido). Nuestros personajes atacan automáticamente, mientras que nos toca a nosotros interactuar y hacer malabares con todos los sistemas alrededor de esto. Una particularidad de este juego es que los personajes pertenecientes a Keves ven sus habilidades recargarse automáticamente tras un periodo de cooldown, como en el primer Xenoblade, mientras que los de Agnus recargan sus skills usando sus artes en el momento correcto como en el segundo.

Tras avanzar un poco en la historia se nos habilitará la opción de cambiar las clases equipadas a cada uno de ellos, primero con un compañero específico y luego con todos los demás. Levelear cada clase nos permitirá equipar artes y skills como secundarias sin importar qué clase principal tengamos equipada. Esto también nos habilita los fusión arts, que consisten en equipar artes en un slot secundario, agregando efectos adicionales al arte equipado en el slot principal correspondiente si ambos artes se encuentran disponibles al mismo tiempo.

Por primera vez en la serie, nuestros seis personajes participan en el combate a todo momento, reemplazando la usual party de tres. Además, en momentos específicos a lo largo de la aventura se nos podrán sumar distintos Héroes, personajes invitados con clases únicas. Cada Héroe que visite nuestra party le heredará su clase a alguno de nuestros protagonistas al completar su quest asociada, lo cual no solo agrega mucha más variedad al combate sino que al levelear la clase al máximo se volverá disponible para cualquiera de los demás personajes.

Y por si con todo esto no alcanzara, también podemos usar el Ouroboros, el misterioso poder que habíamos mencionado anteriormente, para fusionar a dos de nuestros personajes en una nueva forma con sus propios artes y skills.

Y seguro que se me está pasando algo. Todavía ni siquiera mencioné los chain attacks, poderosos ataques combinados entre toda la party que más daño hacen mientras más skills y estados podamos combinar en secuencia. Acercándome al final del tercer capítulo, siento que recién ahora me están soltando la mano con el combate, pero si el resto de la serie es una indicación entonces hay altas chances de que Xenoblade Chronicles 3 siga introduciendo nuevas mecánicas al combate hasta mucho más adelante en la historia, con lo cual su verdadera profundidad todavía está por verse.

De mantener este nivel, Xenoblade Chronicles 3 va a ser un firme candidato entre lo mejor de 2022. El combate es posiblemente el más accesible de la serie por ahora -o al menos el más fácil de entender-, y su narrativa plantea algunos conceptos interesantes sobre el valor de la vida, y qué hacemos con el tiempo limitado que tenemos en el mundo. Todavía hay tiempo de que el gameplay colapse bajo el peso de su cantidad de mecánicas, o de que su historia se vaya por los rieles (aunque siendo un juego de anime es casi seguro que va a hacerlo, solo queda ver si bien o mal), pero honestamente lo veo difícil. Por ahora lo recomiendo fuerte. El tiempo dirá.



Me gustan el metal, el Dark Souls y las empanadas.


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