Hace unos años en el 2016, Ubisoft a través de su subsidiaria Ubisoft Annecy sacó a la luz Steep, un título de deportes extremos anunciado en el 2013. El curioso videojuego tenía como fin tirarnos en una enorme cadena montañosa a recorrerla a nuestro gusto para que practiquemos y compitamos en diferentes tipos de deportes extremos y de nieve.
Riders Republic, de alguna manera, es una secuela de Steep, aunque por supuesto, ya desde el nombre podemos notar diferencias.
Riders Republic esta disponible para PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X/S y PC.
Extremo
Por lo pronto, el foco principal de Riders Republic salta de los deportes exclusivamente de nieve a aquellos que se pueden hacer outdoors, y por eso se centra en las carreras de bicicleta, aunque también suma snowboard, ski y vuelo con traje aéreo, tres disciplinas que eran parte de Steep. Para lograr esta comunión de deportes, Ubisoft para variar, nos tira a un mundo abierto que une siete de los mayores parques nacionales de EEUU (como Yosemite) y donde hay una multitud de ecosistemas como para que sea orgánico el pase de una carrera de bicicletas BMX a una competición de tricks en snowboard.
Los paisajes, como con Steep están verdaderamente cuidados desde lo visual. Es un deleite óptico modificar las horas del día para disfrutar y recorrer los horizontes fantásticos de la naturaleza.
En cualquier caso, Riders Republic nos ofrece desde el inicio formas sencillas de trasladarnos, ya sea con un fast travel a lugares descubiertos. Los otros los podemos ir descubriendo usando los medios con los que competimos, o una moto de nieve muy útil que nos regalan apenas terminado el extenso tutorial a cargo de un dueto espantoso.
Mundo Abierto
Recuerdo –con humor- las críticas que le hicieron en su momento al original Life is Strange por lo exagerados que eran los diálogos entre la caterva de adultos jóvenes. Los guionistas, que al parecer no habían estado desde 1985 en contacto con un veinteañero, lograron que casi toda interacción entre Chloe y Maxine fuera digna de un cringe bastante risible e insoportable.
Esos primeros largos minutos de Riders Republic nos atosigan con algo similar.
El videojuego nos tira a un mundo abierto con un personaje con progresión (¡9 de cada 10 devs de Ubisoft lo recomiendan!) y en el inicio conocemos a una ñata cuya función es darle la bienvenida a los recién llegados a la República. Por supuesto, por alguna razón, nuestro avatar es la próxima encarnación de (RIP) Dave Mirra y eso hace que la anfitriona nos lleve a conocer a una ex leyenda de los deportes extremos que ahora tiene un food truck y va a oficiar de voz en off a lo largo del tutorial.
Todo este prólogo para decir: CONTRATEN GUIONISTAS.
La pregunta en realidad es, ¿Por qué necesita un guión un videojuego que es esencialmente un Tony Hawk con otros dispositivos?
¿Por qué todo requiere una historia y un mundo abierto?
No quiero decir que esto es una pifia, pero mas que seguido suele reflejar una virtud ser MENOS expansivo. Más contenido. Tal vez no haya un Riders Republic 2, y en ese caso, quizás se comprenda el tamaño y cantidades excesivas de todo, de momento, el adjetivo que me surge no es necesariamente negativo pero tampoco sin duda positivo.
Riders Republic es abrumador.
Desafío
La cantidad de data tirada en los primeros 10 minutos del fichín alcanzan para enfermarle la cabeza a cualquiera que lo único que quiere es tirar trucos en una bici. El snowboard y el ski son simpáticos (sobre todo si activamos el aterrizaje automático). El flying suit se siente como cualquier misión de nadar bajo el agua en cualquier título que se les ocurra.
Promocionado como un MMO de deportes extremos, la gracia de Riders Republic se supone que viene de competir contra otros 50 humanos (20 en PS4 / XBOX One). Aunque tiene varios modos, incluso un entretenido 6 vs 6 de solo trucos, la propuesta pasa por el modo carrera, descubrir los millones de secretos y competiciones del hermoso y fiel mundo e ir obteniendo mas y mas recompensas. De hecho es bastante generoso. Para el final del tutorial, el botín es de varias bicis, snowboards y ítems de fashion.
La jugabilidad, sacando el flying suit que tiene sus mañas, es bastante arcade. No pretende en ningún momento que manejemos la BMX con las triquiñuelas de un Tour de France por ejemplo. En el caso del snowboard/ski, activar el aterrizaje automático significa no ganar puntos por perfect landing, pero a la vez, también implica poder concentrarse en los trucos aéreos los cuales, para mi gusto, lamentablemente no son tantos y se reducen a intentar combinar spins con grabs. Dominar el caudal de trucos no es dificultoso. La mayoría son una combinación de los gatillos con los botones de acción y un direccional.
Honestamente, no tienen una carga enorme de diversión las carreras de estos deportes y los escenarios reales y súper cargados generan que solo un fan de las disciplinas pueda apreciarlas con cariño.
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