Costó pero se pudo. Hace unas semanas compartimos mis impresiones de las primeras 20 horas de Xenoblade Chronicles 3. Cien horas más tarde y drenado emocionalmente, es hora de dar un veredicto ¿Es Xenoblade 3 el cierre épico de la trilogía que amenazaba con ser?. La verdad, no… pero tal vez sea una obra de arte de otra forma diferente.
Un breve resumen de la historia para quienes recién llegan: En el mundo de Aionos, las naciones de Agnus y Keves están envueltas en una guerra que parece eterna. Los soldados de ambos bandos viven vidas artificiales, vidas que solo fueron creadas con el propósito de combatir al enemigo, para lo que son entrenados desde el momento de nacer. La mayoría morirán en combate, sin saber siquiera la razón por la cual sus enemigos deben morir. Los más afortunados completarán los diez años que tienen asignados y devolverán sus vidas a su Reina, lo más parecido a una muerte honorable en este mundo. Pero un encuentro fortuito entre soldados de ambos bandos, interrumpido por una amenaza mayor, los obligará a trabajar juntos y a cuestionar por qué su mundo funciona de la forma que lo hace, y si hay algo más allá.
En mis primeras impresiones escribí que uno de mis miedos más grandes con Xenoblade 3 era que su narrativa se fuera por los rieles, como suele suceder tanto con los JRPGs. Los primeros tres capítulos habían mostrado un montón de promesa con diálogo que se sentía natural y personajes que interactuaban entre ellos como personas reales en vez de arquetipos diseñados por focus testing para vender figuras, pero siempre había tiempo para que los clichés y los tropos recurrentes mostraran la cara. Me complace reportar que habiendo terminado el juego tras 120 horas, muchísimas de las cuales fueron de contenido secundario, mis temores fueron mayormente infundados y la calidad del diálogo se mantiene durante casi toda la experiencia, flaqueando únicamente durante el último capítulo durante el cual el juego se olvida la sutileza en casa y decide martillarnos la cabeza con el punto una y otra vez como si no lo hubiéramos entendido hace diez horas (o cincuenta, si hacen tantas sidequests como yo).
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De hecho es la calidad del guión la que hace que valga la pena hacer la mayor cantidad posible de contenido secundario, elevando las que de otra forma son simples quests de juntar X cantidad de ciertos materiales o ir a hablar con algún NPC a la otra punta del mapa. A nivel gameplay, el diseño de misiones en Xenoblade 3 parece estar tan influenciado por los MMOs como su combate.
Y hablando del combate, esto dije al respecto originalmente:
“Acercándome al final del tercer capítulo, siento que recién ahora me están soltando la mano con el combate, pero si el resto de la serie es una indicación entonces hay altas chances de que Xenoblade 3 siga introduciendo nuevas mecánicas al combate hasta mucho más adelante en la historia, con lo cual su verdadera profundidad todavía está por verse.”
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Para bien y para mal esto no sucedió así, con el juego revelando todas sus cartas a nivel combate para el capítulo 4, lo cual por un lado confirmó mi aserción temprana de que estamos frente al combate más accesible de la serie, pero por el otro lado hizo que toda la segunda mitad del juego las batallas se desarrollaran de la misma forma, solo cambiando qué clases elegimos para cada miembro de la party, y qué héroe decidimos que nos acompañe en cada momento determinado. Si bien el sistema de artes y skills ofrece muchísima flexibilidad, la mayoría de los jugadores seguramente opten por armar un loadout óptimo de clases y artes y usarlo durante el resto del juego. Esto también tiene que ver con que el orden en que vamos recibiendo nuevos héroes y clases se siente algo desbalanceado, a veces recibiendo dos o tres clases del mismo tipo al hilo, dejándonos poco tiempo para experimentar y levelear con cada una, o recibiendo alguna clase cuando ya tenemos alternativas mejores. Por dar un ejemplo puntual, la última clase que recibimos del último héroe opcional se basa en los debuffs cuando para ese punto del juego la mayoría de los enemigos tienen resistencia alta a los mismos.
Otro problema que vamos a encontrar enseguida es lo fácil que es levelear de más al punto que la dificultad del juego se vuelve trivial. Desde temprano el juego nos da la opción de usar experiencia bonus para subir niveles en campamentos y lugares de descanso, lo cual es fácil de abusar ya que la experiencia bonus se amontona enseguida. Tuve que intencionalmente dejar de levelear pasado cierto punto porque de lo contrario el juego ofrecía cero desafío, y recomiendo a quienes quieren sacar el mejor provecho posible al combate evitar la mecánica completamente.
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De todos modos no deberían tomar esto como que el combate o el gameplay sean malos ni mucho menos, sino simplemente como una extensión o una evolución de mis primeras impresiones. Dejando estos problemas de balance de lado, toda la profundidad y el nivel altísimo de personalización que mencioné originalmente siguen ahí y solo se expanden aún más a medida que avanza el juego. Es solo que si no tenemos cuidado podemos volverlos irrelevantes sin darnos cuenta.
GRAFICOS, PERFORMANCE, AUDIO
Gráficamente Xenoblade 3 está cómodo un escalón por encima del resto de la serie. Los modelos de personajes son más expresivos que nunca, con montones de pequeños detalles a la hora de gesticular y expresarse que ayudan un montón a la hora de vender los momentos más emotivos de la historia. Incluso en modo portátil el juego mantiene un nivel gráfico más que aceptable incluso en los mapas gigantes, lejos del desastre borroso que era Xenoblade 2. Tal vez los mapas en sí sean los menos interesantes de la serie visualmente, pero esto es más una necesidad y un efecto colateral de la historia que una falla objetiva del juego.
La performance en sí es bastante mediocre por la mayoría de la experiencia, con el juego corriendo a 30 fps con drops importantes en el mundo abierto o en otros momentos gráficamente intensos. Monolith hicieron magia negra para sacarle estos gráficos a la Switch, pero también dejaron en evidencia lo obsoleta que se está quedando la máquina ya.
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El diseño de audio se siente un poco menos cuidado por alguna extraña razón, con algunas cinemáticas donde parecerían faltar efectos de sonido como pasos o golpes por momentos, una omisión bastante extraña con el nivel de pulido que presenta el resto del juego. Y si bien la banda de sonido es excelente, algunas batallas puntuales se habrían beneficiado mucho de que la música de los Chain Attacks no se activara el 100% de las veces, porque el cambio de mood se hace sentir en medio de una escena dramática.
Otra omisión algo extraña (pero lamentablemente una costumbre para la serie ya) es que al jugar con el track de audio japonés para las voces, nada del diálogo opcional o de batalla es subtitulado, con lo cual nos perdemos un grado adicional de interacción entre los miembros de la party. Media pila, Nintendo. Si el diálogo no es importante, ¿por qué tiene voces? Y si es importante, ¿por qué no subtitularlo?
Ah, y antes de olvidarme. Monolith, si están leyendo esto: Déjenme apagar la música del menú. Considerando la cantidad de tiempo que pasamos en menús durante el juego, y sobre todo la cantidad de fast travel que hacemos durante la segunda mitad, escuché tanto el track que ya tengo una respuesta pavloviana a los primeros tres segundos. Por favor denme la opción de desactivarlo para la próxima.
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NO FATE BUT WHAT WE MAKE
Pero la mejor parte de Xenoblade Chronicles 3 sigue siendo su historia, emocional y temáticamente resonante. El cast principal es honestamente fantástico y ya rankean fácil entre mis favoritos del género, con Eunie en particular ganándose un lugar instantáneo como mi personaje favorito del año. Todas sus interacciones y diálogos hacen que se sientan como personas reales, y la manera en que su relación va evolucionando a lo largo de la historia es creíble y hermosa de ver. Ya los extraño un poquito y todo. Los villanos son básicamente personajes de caricatura comparados a nuestra party, lo cual puede ser considerado un punto negativo, pero funcionan como metáfora para la historia que Monolith están interesados en contar (el análogo más fácil que se me viene a la mente son los VIPs de Squid Game, para quienes hayan visto la serie), y si bien tal vez un poco de desarrollo extra para algunos de ellos habría venido bien tampoco hace mucha diferencia.
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Será que yo tengo debilidad personal por las historias que lidian con lo fugaz de la existencia y cómo dejar una marca en el mundo con el poco tiempo que tenemos, pero hacía rato que un JRPG no me dejaba pensando en el futuro y el significado de la vida de esta manera. Cada colonia liberada por nuestra party significa montones de personas que se encuentran repentinamente sin un propósito, y cada sidequest, sin importar lo mundano que sea a nivel gamepay, es una pequeña viñeta sobre cómo la humanidad siempre puede adaptarse a la incertidumbre del mañana. Donde la mayoría de los JRPGs te muestran que derrotar al último boss soluciona mágicamente todos los problemas del mundo, Xenoblade 3 decide ir por un enfoque más real, si menos optimista: nadie sabe qué nos depara el futuro, la desigualdad y la injusticia siempre va a existir, y algunas personas van a recibir una mano peor en la vida, pero eso también es parte de la experiencia de estar vivo, y nadie tiene derecho a robarnos eso. En ese sentido (y sacando la cantidad de lugares comunes en que cae el diálogo en la recta final) la narrativa me pareció una obra de arte. En un contraste fuerte con el resto de la serie, Xenoblade 3 elige saltarse algunas explicaciones técnicas sobre el estado de su mundo porque, francamente, no es ese tipo de historia. Tal vez sea algo decepcionante nomás para quienes esperen una conclusión épica a la trilogía, ya que fuera de algunas referencias puntuales y pequeños cameos la historia se siente autocontenida, aunque el final deja algunas posibilidades interesantes abiertas para el futuro.
Xenoblade Chronicles 3 es posiblemente mi JRPG favorito en años. Con un combate que se siente como un refinamiento de toda la serie, una historia existencial llena de momentos increíbles, y el cast de personajes que más disfruté en el género desde que tengo memoria, es una recomendación fácil incluso para quienes no hayan jugado las entregas anteriores.
2 thoughts on “Xenoblade Chronicles 3 Análisis: ¿Para qué sirve la utopía? Sirve para caminar”