Patch Quest, desarrollado por Lychee Game Labs, se define como una mezcla de roguelike, bullet-hell, metroidvania, colección de monstruos y juego de disparos. ¿Logra realmente combinar estos géneros tan dispares entre sí o se queda a mitad de camino?
Patch Quest esta disponible para PC.
Caminante no hay camino…
Patch Quest nos traslada a Patchlantis, un extraño mundo repleto de una aún más extraña (y extravagante) flora y fauna. Si bien la zona donde sentamos base tiene cuatro entradas, sólo una de ellas se encuentra abierta al principio de la aventura. ¿Nuestra misión? En parte desbloquear aquellos lugares en los que se impide nuestro paso.

Cada una de estas zonas destaca por su propia vida salvaje. Es decir, no encontraremos las mismas plantas y los mismos animales en la derecha que en la izquierda. Como suele ser común en este estilo de juegos (roguelike), las zonas se generan de manera aleatoria como forma de hacer que cada partida se sienta única.
Como mencioné previamente, en parte, nuestra misión consiste en avanzar a lo largo y ancho del mapa. Para ellos debemos enfrentarnos a las amenazas (animales, usualmente) que se nos presenten en cada una de zonas.

Montalos a todos
Para hacerle frente a los enemigos en cuestión, contaremos con habilidades básicas y también con la posibilidad de secuestrar a un enemigo (animal), montarlo y hacer que pelee con nosotros, pudiendo sumar así 4 nuevas habilidades a nuestro repertorio. ¿Cómo conseguimos que un enemigo se una a nosotros? Fácil, atrapándolo con una soga. Tirás la soga, girás alrededor de él y ualá: el animal pasa a estar en tu potestad.

¿Lo mejor de todo? Podés enviar al animal en cuestión a tu campamento y luego, en partidas futuras, llamarlo para que se una a vos en el momento en que lo desees.
Como dato no menor, cabe aclarar que los animales que montes tienen una vida corta: 60 segundos aproximadamente (algunos más, otros menos). Es decir, en menos de lo que canta un gallo te vas a quedar sin compañero. Nada grave; automáticamente podés capturar uno nuevo.

3 de pollo, 2 humita, 1 de jamón y queso…
Es necesario destacar, además, que el juego está diseñado para que muramos decenas de veces. Aunque, en ese sentido, no es tan exigente como otros roguelikes.
Si bien debemos comenzar de cero, no perdemos nada de lo desbloqueado en anteriores partidas. Nuestra muerte significa reaparecer en la base y nada más.

De hecho, su costado metroidvania sólo se ve realmente reflejado cuando morimos y debemos avanzar sobre nuestros propios pasos previos. Luego, es muy raro que tengas que volver por caminos ya tomados para seguir avanzando.
Patch Quest también se vende como un bullet-hell y un juego de disparos y, en ese sentido, cumple a rajatabla. En cada paso que demos nos encontramos con un ambiente hostil donde nos atacarán por todos los frentes posibles. Nosotros, claro está, también haremos lo mismo, haciendo que sólo logremos visualizar proyectiles frente a nuestras narices.

A veces menos, es más
Pese a que puede verse todo un tanto caótico, sobre todo en las primeras partidas, la realidad es que si decidís jugar de manera solitaria, rápidamente vas a acostumbrarte al frenesí del juego y entender dónde estás, dónde tenés que disparar y a dónde te tenés que mover. En ese sentido, lo colorido y simple de sus gráficos ayuda a que todo lo que se nos presenta en pantalla no se sienta como exceso de información.

Sin embargo, los gráficos no saben acompañar de la misma manera en el modo cooperativo. La partida resulta caótica, es difícil entender en que punto de la zona estamos, de dónde nos están disparando, a dónde debemos disparar nosotros… Es casi imposible procesar algo de lo que está ocurriendo, todo es caos, muerte y destrucción.

LO MEJOR
- La posibilidad de montar cualquier animal que tengas en frente (no seas mal pensado)
LO PEOR
- El modo cooperativo es demasiado caótico. No permite entender nada de lo que ocurre en pantalla.