En un auge por rememorar lo clásico y retro, la gente de Motion Twin presenta Dead Cells, un juego de plataformas para los más pacientes y que se perfila como lo mejor del género independiente este año.
De la oscuridad a la luz y viceversa, esto es Dead Cells.
La historia de Dead Cells puede que no diga mucho de entrada pero ubica al jugador en la piel de «el prisionero», un hombre ejecutado y sin cabeza que resurge cada vez que es asesinado para atravesar los diversos escenarios. El mismo, a parte de no tener un nombre, tampoco emite ninguna palabra. Sabemos lo que piensa y realiza algunas expresiones con su cuerpo y sus manos para entenderlo.

La prisión esta ubicada en una isla encantada que va mutando cada vez que morimos; mientras nuestro personaje va enfrentando diversos enemigos comunes al principio y jefes elite en situaciones especiales.
Morir y revivir: la paciencia del jugador exigente
La jugabilidad de Dead Cells es la clave y el éxito del título. Cuando comenzamos la partida estaremos en un espacio neutral donde no acceden los enemigos (espacio que se irá repitiendo entre cada nivel). Allí nuestro personaje podrá acceder a las diversas mutaciones, armas y técnicas que balancearán nuestro destino.

Las habilidades de «el prisionero» se dividen entre brutalidad, táctica y supervivencia. Iremos destrabando puntos para cada una de ellas según la meta que queramos. Las armas se adaptan a ellas. Entre las de cuerpo a cuerpo encontramos espadas, lanzas, garrotes e incluso golpes de pies o manos. Las de distancia pasan de bolas de fuego, arcos y cuchillos. Finalmente, la defensa es la clave en algunas partidas con una gran variedad de escudos. Solo podremos elegir dos opciones de las tres mencionadas.

A la par, tendremos dos habilidades complementarias que van desde granadas, trampas y otros dispositivos de disparo automático.
En los diversos niveles iremos recolectando células y monedas de oro; ambas claves para comprar los objetos y mutaciones. En momentos específicos encontraremos runas que darán habilidades permanentes al jugador para acceder a ciertos espacios.
¿Por qué permanentes?. Una vez que morimos en Dead Cells el juego no termina, volvemos a revivir sin ninguna de nuestras armas y habilidades (salvo las runas) y tendremos que atravesar una y otra vez los niveles que ya pasamos aunque con algunas variaciones.
El arte del pixel y lo retro
No hay dudas de que lo retro o la nostalgia a lo clásico es una de las piedras fundamentales para entender estos últimos años en el cine, la tv y los videojuegos.
La compañía independiente Motion Twin apuesta al dibujo en pixel y a la tonalidad de colores que van desde las catacumbas más oscuras hasta los palacios más iluminados.

Hay una estética por resaltar un dibujo no del todo acabado, reforzando esta idea de lo natural e independiente.
La música es otro de los puntos fuertes del juego. Cada nivel tiene su tema y en vez de tornarse repetitiva es otra de las claves para que el jugador no se agobie.
Si te gusta el Dead Cells muy probablemente te guste el Skul The Hero Slayer.

4 thoughts on “Dead Cells: solo el hombre penitente pasará”