Hace apenas unos días se estrenaron dos películas asociadas con el gaming. La que se estrenó primero, “Tetris” es el racconto de como se adquirieron los derechos del popular videojuego ruso. «Super Mario Bros» en cambio, es una adaptación animada de la saga. Quien escribe ha visto ambas y aquí les dejo dos breves reseñas.
Super Mario Bros: La película
Durante su producción, fue centro de una larga controversia por la elección de su voz principal, el famoso (y últimamente bastante cancelado) Chris Pratt que reemplazó al histórico Charles Martinet, voz oficial de Mario desde hace mas de 30 años. Martinet no quedó excluido de la película, recibiendo el honor de hacer la voz del juicioso padre de Mario. A Pratt lo rodearon de manera muy decente. Charlie Day (Always Sunny in Philadelphia) fue ungido con el rol de Luigi, Jack Black personificó a Bowser, probablemente lo mas destacado de la película, Anna Taylor Joy interpreta de forma decorosa a Peach, y Seth Rogen hace su versión mas intensa de si mismo en Donkey Kong (sin chistes fálicos). La voz del Honguito la hace Keegan Michael Key.

Hay una razón por la cual el primer intento real de llevar a Mario a la pantalla fue un fracaso enorme y una de las peores adaptaciones de la historia: la historia de Super Mario como tal es inadaptable. Super Mario fue creado en una era donde los videojuegos no se pensaban como historias (con todo lo que eso conlleva), el popular Jumpman, héroe del título Donkey Kong, recibió el nombre de Mario y la profesión de plomero por la mecánica de meterse en tuberías (que a veces podían ser macetas) y explorar entornos subterráneos. Hay una princesa que rescatar, y el malo es una suerte de tortuga dragón que es rey de la raza de los Koopas.
Adaptar Super Mario a un lenguaje cinematográfico allá por principios de los 90s fue catastrófico por muchas razones aparte de que la película era horrible. La generación que la estaba recibiendo era la primera en crecer con videojuegos.

Aún recuerdo esa tarde de 1995 en que mi papá, en ese entonces con 50 años, me llevó al Alto Avellaneda a ver Mortal Kombat. Y aunque recuerdo bien sentir que no era ninguna maravilla, había algo extra para mi que mi viejo no estaba recibiendo.
Esa experiencia pudimos sentirla todos los que llenamos cada sala del cine con la peli de Super Mario. Mi mujer, mi hija y yo. Pasara lo que pasara en pantalla. Todos crecimos con Mario.
El plot es realmente muy sencillo, hay una decisión acertada en no pretender ser mas original que el concepto. Mario y Luigi son dos plomeros que se ven transportados a la realidad donde existe el Reino Champiñon, amenazado por el malvado Bowser. Ambos se separan y Luigi termina en un sector tenebroso (referencias a los Luigi’s Mansion), mientras Mario termina en el Reino Champiñon entrevistándose con Peach a quien le cuenta que necesita rescatar a su hermano mientras ella revela que están esperando una invasión de Bowser. La cinta desde ahí va por los derroteros habituales.

Con una animación muy bella y dinámica plagada de easter eggs para los fans, la hora y media es bastante vertiginosa y recorre momentos muy emocionantes que los gamers sin duda apreciaran. Comentario aparte merece la banda sonora que se acuerda de forma simultánea de rendirle homenaje a Koji Kondo e insultarlo en el transcurso arruinando el ritmo con canciones populares totalmente innecesarias como Thunderstruck o Holding Out for a Hero que en un rapto inentendible de ausencia de originalidad, también suena en la próxima película reseñada.
Párrafo aparte merece la interpretación de Pratt que ante la imposibilidad de mantener un acento italoamericano sensato, se abandona a la esquizofrenia y actúa 12 distintos.
Si la ven en castellano, con actores de voz profesionales, no lo van a notar.

Tetris
Por muchos (por mi también) considerado el mejor videojuego de la historia, Tetris merecía un esfuerzo digno que no existió porque fue financiada por plata de la OTAN y el Departamento de Estado.
Tetris es, diciéndolo en forma brusca y directa, propaganda. De la peor clase. Si hubieran puesto a Kid Rock en un F18 a sobrevolar el mundo con un altavoz diciendo “El Comunismo es CACA” no hubiera sido tan papelonero como lo que hizo el escoces Jon S. Baird cuyo CV no es tan extenso ni tan malo como esto.
La película se centra en los esfuerzos de Henk Rogers, desarrollador y dueño del estudio Bullet Proof por hacerse con los derechos de difusión y adaptación del Tetris a consolas portátiles.

La historia arranca en 1988 con Henk (interpretado de forma sólida por Taron Egerton) descubriendo al Tetris en la CES (Consumer Electronic Show) y comprando los derechos para su desarrollo en consolas y arcades, que son conservados en una triquiñuela legal poco clara por Robert Stein de Andromeda Software en contrato con Mirrorsoft de la poderosa familia británica Maxwell (dueña de medios de comunicación y otros emprendimientos). Nota al pie, Robert Maxwell, patriarca de la familia es padre no solo del infame Kevin, representado en la película, sino también de Ghislaine Maxwell que muchos recordaran como la acompañante (fiola) eterna de Jeffrey Epstein. La corrupción (capitalista, algo que se olvidan de señalar de forma conveniente) corre por las venas de los Maxwell, que embaucan a Rogers y lo obligan a viajar a la Unión Soviética para negociar con ELORG, el ente estatal de desarrollos electrónicos dueño de los derechos del Tetris ante la mirada de un shockeado Alexei Patjinov, creador original que ve el manoseo que propios y extraños le aplican a su obra.
Si yo les relato así la historia no parece tan mala. Y no lo es. Es fascinante porque así fue como de alguna manera sucedió. Incluso Patjinov, tras la caída de la Unión Soviética, termina mudándose a EEUU donde construye su carrera como desarrollador en diferentes firmas.

El tema es que para cobrar los cheques de la OTAN y el Departamento de Estado, tenían que hacer una peli de espías que dejara a cualquier novela de Tom Clancy como escrita por Kruschev.
Es así que desde que Rogers aterriza en Moscu, todo es un desvarío total con escenas que son una vergüenza. En una de ellas, quizás la peor, Rogers y el presidente y el vicepresidente de Nintendo escapan de los asesinos de la KGB y son rescatados por el mismísimo Patjinov que los lleva al aeropuerto en su GAZ Volga en una escena de persecución que debe haber salido de la imaginación más febril de Michael Bay.
La película de Tetris sale a la luz en el medio de una campaña americana anticomunista que no se veía desde los tiempos de Reagan, que va aparejada de una condena global a Rusia por la invasión a Ucrania. El tipo de propaganda desplegado es burdo y arruina una historia que es muy interesante por mérito propio y que termina haciéndole flaco favor no solo a la historia, sino también a un videojuego que se originó en la misma cultura que la película intenta destrozar. Es curioso aparte algo que se nos muestra incluso en filmes que no son así de ridículos, puede haber comunistas buenos (Belikov, jefe de ELORG, en Tetris), pero el sistema es decadente y perverso. Triste, gris y frio, como siempre se nos muestra a Rusia. Y puede haber capitalistas malos (como Maxwell que años después fue preso por robar billones de dólares de las pensiones de sus empleados), pero el sistema es bueno y mejorable. Y también soleado y alegre.

No hay una sola nota positiva en Tetris aparte de algunas actuaciones. Todo apartado técnico cae en lugares comunes y trillados. Párrafo aparte el problema de tono que maneja en todo momento donde las escenas se interrumpen con representaciones simpáticas en pixel art de algunas secuencias, mientras se supone que debemos sentir alguna preocupación por las personas totalmente reales que adapta la cinta y que son perseguidas y amenazadas por los agentes menos inteligentes y sutiles del servicio secreto ruso.
Tal vez en el futuro alguien decida hacer la historia real y fiel a los hechos y no esta versión risible que el mismo Patjinov (hoy un americano ultracapitalista) en una confesión junto a Rogers dice: “cuando se empezaron a poner creativos ya no pudimos hacer nada”.