Desarrollado por WhaleFood Games y publicado por Blowfish Studios, este juego nos trae una ecléctica mezcla entre fútbol y artes marciales para despuntar el vicio de pegarle patadas a nuestros rivales sin que el árbitro nos saque tarjeta roja.
KungFu Kickball esta disponible para PC, Xbox series X, Xbox one, Nintendo Switch, PlayStation 4 y PlayStation 5.
Con un título llamativo, una alocada y colorida intro con gráficos estilo Cartoon Network y diseño de personajes que nos hacen recordar a Dragon Ball uno podría decir que este juego lo tiene todo. Pero lo que más tiene este juego, por lejos, son problemas.



Plot twist: no hay historia.
El juego en sí no tiene una historia. Simplemente un grupo de diversos artistas marciales que compiten en un torneo de un extraño deporte, en el que usando su repertorio de puñetazos y patadas voladoras deben lograr llevar una pelota por una cancha en 2D hasta la meta del rival y golpear una campana gigante con la pelota para anotar un punto. En el medio podremos darnos de a golpes con el oponente sin ningún miramiento, la única regla es que el que tiene más puntos al finalizar el tiempo gana. Esto que parece ser tan sencillo es realmente muy complicado, por los erráticos movimientos de la pelota que difícilmente cumplirán con los comandos que le hemos aplicado.



Tendremos un repertorio de personajes interesantes con algunos tributos a personajes icónicos de la cultura pop. Como por ejemplo unos simil Krilin y maestro Roshi de Dragon Ball, uno parecido a Po de Kung Fu Panda y uno estilo Bruce Lee. A su vez, los escenarios cobran gran relevancia ya que son sumamente diversos y tendremos diferentes obstáculos que dificultarán nuestra estrategia para anotar.
Podremos jugar en partidos 1vs1 y 2vs2, con amigos o con la AI. Tenemos 4 modos de juego offline: arcade, versus, torneo y entrenamiento; además de un modo online. A pesar de estos 4 modos, la experiencia de juego en sí es bastante floja, sobre todo el modo arcade. El modo arcade es una sucesión de combates en diferentes escenarios contra todos los luchadores de la lista. No tenemos ninguna explicación porque combatimos, ni un cuadro de diálogo entre los personajes que le de contenido al lore, ni una cinemática que premie por el esfuerzo de ganar el juego, absolutamente NADA. El modo de dificultad más fácil en arcade podría ganarlo hasta mi perro (el cual ni tiene dedos pulgares para jugar), el modo intermedio es un desafío más interesante y hasta una dificultad “justa” y en el modo más difícil… se vuelve casi imposible porque nuestros contrincantes son como una mezcla de Bruce Lee con Lionel Messi (¿Bruce Messi o Lionel Lee? Ese es el dilema).



Demasiado difícil ser cinturón negro.
La jugabilidad es bastante aceptable, tenemos solo 3 botones activos: uno para golpear, otro para saltar y otro para teletransportarse. Fin. Es muy fácil entender los controles, pero de ahí a saber jugar bien hay un abismo de distancia. Al inicio la mayoría del tiempo la pasaremos empujando la pelota para el lado contrario o bailando en el lugar mientras erramos los golpes, pero con el tiempo uno le va garrando el tranco al timing del juego y se vuelve más ameno. El juego en sí, es divertido para un rato en solitario (solo un rato) y es bastante prometedor el poder jugar con 3 amigos en un dos vs dos a los golpes estilo Brawlhalla, siempre y cuando todos tengan una habilidad para el juego más o menos pareja. En lo que refiere a jugabilidad intrínseca de los personajes es inentendible como un juego con un roster de combatientes tan diverso no tiene diferentes estilos de pelea, son todos más o menos lo mismo con sutiles diferencias en su fuerza o movilidad. Las diferencias más marcadas son meramente estéticas.



La curva de aprendizaje es muy ardua para los niveles superiores, demostrando que es extremadamente fácil comprender el juego básico, pero tiene un techo de perfeccionamiento de habilidad casi infinito. Esto está bastante lejos de ser algo bueno, porque el modo arcade es tan carente de contenido que se torna aburrido rápidamente, agregando que súbitamente te encontrás con un desafío tan alto que es cuasi imposible de superar lo cual da muchas ganas de cambiar de juego. Existe un modo entrenamiento, el cual está muy mal explicado y no sirve realmente para mejorar nuestras habilidades. El modo torneo es absolutamente irrelevante y por último el modo online (que sólo podremos jugar si tenemos PS Plus) al cual llegaremos muchas veces sin habernos entrenado adecuadamente para ello debido a la poca empatía del juego para acompañarnos en la curva de aprendizaje.



Hay que reconocerle algo bueno, el juego es divertido para jugar con amigos un rato, pero jugarlo solo es muy aburrido a corto plazo debido a la falta de contenido, el nulo potencial de rejugabilidad y la falta de diversidad de los personajes, los cuales de apariencia son distintos pero al jugar son todos más o menos iguales (de hecho, ni se molestaron en ponerle nombres a los personajes). Con un repertorio muy escaso de movimientos y sin demasiado cambios en el moveset entre jugadores. Algo que es una pena, ya que teniendo la posibilidad de utilizar los abundantes recursos que nos brindan los juegos de pelea como agarres, movimientos especiales o combos y este juego no trae absolutamente nada de ello.
Medio pelo para abajo
Los gráficos están realizados en 2D con una estética pixelada bastante agradable a la vista. Sin embargo, la carencia de profundidad de los escenarios y los sprites repetitivos de los personajes hace que gráficamente el juego se quede muy por debajo de lo que cualquier consola moderna puede ofrecer. El diseño estructural de los escenarios es correcto y aumenta el desafío sin estorbar en la jugabilidad.



El apartado sonoro consta de algunos pocos, aunque correctos, efectos de sonido de gritos ninja y golpes. A eso se le agrega una música de fondo con ritmos de jazz, rock y algún que otro género, la cual se reproduce en forma de loop indefinido durante la batalla y no guarda ninguna relación con el juego. La banda sonora, lamentablemente, es absolutamente irrelevante a la acción del combate. Una pena.