Narita Boy, la nueva producción del estudio catalán Studio Koba, es un juego de acción y plataformas en 2D que se desarrolla en scroll lateral y cuenta con una estructura metroidvania. Es, en su esencia, una carta de amor a los años 80, una época dorada para el mundo de los videojuegos.
Narita Boy se encuentra disponible para PC, PS4, Nintendo Switch y Xbox One.
Oye, oye, más despacio cerebrito
Lionel Pearl Nakamura, un creativo estadounidense-japonés, desarrolló en los años 80 la Narita One, una consola de videojuegos con gran éxito a nivel mundial. El título estrella es, claramente, Narita Boy. Allí, El Creador, plasmo sus miedos e inquietudes juveniles y también sus deseos. En el código binario del Reino Digital –donde persisten sus recuerdos– emerge HIM, un mal que termina bloqueando todas estas memorias. Por este motivo, el Tricoma, una suerte de entidad mística, invoca al único ser capaz de derrocar a los malvados: Narita Boy.
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Podemos dividir a la historia general en dos partes: por un lado, las memorias de El Creador y, por otro lado, nuestra aventura como Narita Boy. En las memorias de Lionel encontraremos una historia emocionante, repleta tanto de amor como de dolor. Una historia atrapante, que impulsa a querer averiguar más. Nuestra historia como Narita, en cambio, es menos interesante. El lenguaje utilizado por los personajes es, por momentos, más técnico, lo que dificulta en algunas ocasiones seguirle el ritmo. Además, la infinidad de algunos textos también le quita atractivo.
Dame un respiro, por favor te lo pido
Como mencioné anteriormente, Narita Boy es un juego de acción y plataformas con una estructura metroidvania. Básicamente estaremos de acá para allá y nos enfrentaremos a decenas y decenas de enemigos. Para estos enfrentamientos contaremos con una espada que nos permitirá, además del tradicional golpe cuerpo a cuerpo, lanzar un súper rayo y también disparar (una suerte de escopeta con sólo tres tiros).
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Además de la espada, contaremos con una serie de ataques que iremos aprendiendo de manera progresiva. Aprender estos nuevos movimientos es clave para poder vencer a los nuevos enemigos que se nos presenten y para poder avanzar en la aventura. En algunos puntos también nos podremos transformar, aunque estas mutaciones son algo completamente fugaz, que rápidamente quedan en el olvido.
Narita Boy cuenta con un amplio abanico de enemigos, cada uno de ellos con un patrón específico que será clave para entender cómo derrotarlo. A algunos de ellos bastará con darle el tradicional golpe de espada, para otros se necesitarán combinaciones más complejas. También contaremos con un gran puñado de jefes finales, para los cuales, al igual que con los enemigos generales, debemos entender (y aprender) su patrón.
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La dificultad en los enfrentamientos no puede considerarse realmente complicada. De hecho, una vez que se le “agarra la mano” a los controles (y a las nuevas habilidades) los jefes finales son bastante fáciles de derrocar. Ni hablar de los otros enemigos. La complejidad se presenta cuando nos vemos sometidos a oleadas de enemigos (algo que ocurre bastante seguido).
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Los controles per se resultan un poco complicados al comienzo. Los movimientos de Narita Boy no se sienten del todo precisos (algo fundamental en este tipo de títulos). Sin embargo, con el correr de la aventura, será más fácil adaptase a las nuevas mecánicas y comprender como movernos dentro de este mundo.
Los maravillosos años 80
Narita Boy es un homenaje directo a los años 80. Algo que se puede apreciar principalmente por su apartado gráfico. El mundo general que se nos muestra y el trazado de los diferentes personajes le pondrá los pelos de punta a aquellos afortunados que pudieron viciar horas y horas en dicha época. Los efectos de luz y la gama de colores, delicados e intensos en igual medida, son claves para trasladarnos a esos años dorados.
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No sólo la estética del Narita Boy nos traslada directamente a los 80. La música, invadida por el uso de sintetizadores, es un viaje directo a aquella década. Una banda sonora enérgica, potente, apasionada.
Cabe destacar además la diferencia que hay entre los dos mundos: aquel donde vivimos nuestra aventura en sí y aquel donde nos sumergimos en las memorias de El Creador. En este último, los escenarios son mucho más apagados. Los colores y la música desprenden un aire de nostalgia. El neón y los sintetizadores quedan, por unos instantes, en el olvido.
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Requisitos
MÍNIMO: SO: Windows 7 – Procesador: Dual Core processor, 2.0 GHz – Memoria: 2 GB de RAM – Gráficos: NVIDIA GeForce 9800 GTX, 1 GB or AMD Radeon HD 4870, 1 GB – DirectX: Versión 10 – Almacenamiento: 2 GB de espacio disponible – Tarjeta de sonido: Windows Compatible Soundcard
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