Blasphemous 2 Review: la penitencia sería no jugarlo

The Game Kitchen vuelve a traernos a El Penitente con Blasphemous 2. El juego supera la vara que había dejado su primera parte y nos trae el mejor metroidvania del año.

Blasphemous 2 esta disponible para PC, Xbox Series X/S, PS5 y Nintendo Switch.

Tu sacrificio todavía no termina penitente

Hay que aclarar desde un inicio que el lore y la historia de Blasphemous se disfruta más habiendo jugado el primer título y sus respectivas actualizaciones. Siendo estas últimas «el final verdadero». La segunda parte comienza desde ahí.

El milagro esta gestando un nuevo hijo en lo alto de la Ciudad del Santo Nombre y es nuestro trabajo acabar con él. Estamos bajo la mirada atenta de la Anunciada, mientras atravesamos las calles, mazmorras y cuevas de Cvstodia. Allí vamos a encontrar una variedad exentrica de personajes nuevos. Cada uno tiene una historia que contarnos, un castigo divino: ¿ofrenda u ofensa?.

Más alla del apartado artístico del título del cual ya hablaré; es muy ingenioso como los desarrolladores toman ideas, bosquejos y pinturas para crear historias originales. Y que estas tengan una coherencia dentro de lo que está sucediendo en el juego.

A parte en esta ocasión la historia esta muy bien apoyada por algunas cinemáticas animadas, textos que nos dan más data de cada objeto y una variedad de dialogos (bueno… no del penitente).

Más armas y opciones dan como resultado un metroidvania en estado puro.

Los metroidvania tienen esa particular obsesión de invitarnos a repetir momentos para aprender de nuestros errores. Como un castigo por parte del Milagro. La gente de The Game Kitchen no tenía mucho que arreglar de su primera parte pero aún así no solo quitaron todo lo que entorpercía la aventura sino que también agregaron mucho más.

En primera instancia el juego esta mucho más pulido. Los movimientos del penitente son mucho más exactos, el parry tiene incluso dos instancias una más certera que la otra. Y cada habilidad ahora se adquiere de manera automática y no hay que estar añadiendo o quitando objetos.

El cambio principal esta desde el inicio cuando se nos da a elegir una de tres armas disponibles. Una espada equilibrada, unas cuchillas rápidas dobles o un incensario martillo fuerte. La primera parte de la aventura cambiará un poco en experiencia según lo que hayan elegido. Aunque no se preocupen, todas las armas se irán destrabando con el tiempo.

Dividir las armas le permitió a los devs crear unos desafios y opciones. No solo en el combate sino también en el escenario.

La espada es clásica, tal cual la vimos en el primer título. Tiene el mejor parry y hace un daño medido. Las cuchillas son rápidas y el parry es más debil. Y finalmente el martillo es pesado, su ataque es fuerte pero no tiene parry. Cada una de estas armas tienen ataques especiales ya sean de fuego, electricidad o sangre. Por suerte, una vez que tengamos las tres vamos a cambiar de arma con un simple botón.

Nuestro primer camino nos lleva a la ciudad donde encontramos al escultor Martínez Montañés; que nos confeccionará favores en forma de estatuillas. Estas son mejoras pasivas que nos dan más fuerza o defensa contra cierto tipo de ataque. Lograr una buena combinación puede traer efectos especiales.

Los rezos que eran ataques o habilidades especiales ahora se dividen en dos. Los versos y los cantos. Los primeros son ataques más directos que consumen menos fervor o mana. Los segundos son grandes ataques de poder que consumen casi el total de nuestro fervor.

Las cuentas de rosario continuan pero ahora están más centradas en la defensa.

Al igual que el primer título los NPCs tienen diversos objetivos y funciones. Completar sus recados nos permite conseguir habilidades, más vida o frascos para recuperarla. Todavía no está del todo claro su ubicación en el mapa. Algunos están indicados y otros tenemos que agregarles nosotros un indicador para no perderlos. También hay vendedores ambulantes.

La culpa también sigue funcionando igual. Si caemos en combate perdemos parte de fervor y podemos o recuperarlo con nuestro fantasma caido o limpiarnos de culpa con un sacerdote.

Como otros metroidvania las habilidades se van dando a cuentagotas: doble salto, agarrarse a ciertas estructuras, un slide en el aire; etc. En la primera mitad del juego vamos a poder explorar el mapa sin muchas vueltas aunque siempre viendo lugares y pensando «ah, ahi no llego me falta algo».

Una vez que tenemos todas las habilidades y nuestro objetivo es más directo; la exploración es más rápida y deja de ser un laberinto. Me paso que al faltarme cierta habilidad explore todo el mapa yendo y viniendo para encontrarla; incluso encontrando secretos. Pero después todo era más facil y los objetivos más claros.

En la exploración también se suman las habilidades de las armas que funcionan como puzzles para llegar a una zona o abrir una puerta. Hay ciertos escenarios que tenemos que completar con velocidad antes que se cierre una barrera.

Más alla que en el último tercio del juego la historia nos lleva de la mano a donde «tenemos» que ir. Seguramente vas a volver a los lugares donde ya pasaste mil veces ya que hay varios cuertos secretos como el primer juego.

Los combates son lo que se podría esperar. Hay una gran variedad de enemigos, algunos puestos estratégicamente y otros que aparecen luego de encontrar un objeto y se nos cierra el camino como si fuera una trampa esperando activarse. Como enfrentarse a cada uno va a depender de nosotros, aunque cada enemigo tiene debilidades a un arma u otra. Algunos son más propensos al parry y otros a los ataques rápidos.

Los jefes finales tienen un encanto único. Son momentos inolvidables durante la aventura que nos pondrán a prueba. Vamos a morir varias veces hasta recordar las secuencias de ataque. Algunos tienen más de una faceta y puede que los pases de un tirón o que se te complique más de la cuenta.

Cada tanto los enemigos y los jefes finales nos dan puntos de martirio que podemos gastar en mejorar las habilidades de nuestras armas o comprar más espacio para las estatuillas o retablos.

Por suerte; ahora los pinches o caer al vacio no es «game over» y solo te saca una parte de vida.

Las ejecuciones siguen estando aunque tienen menos variedad que antes. Al haber más velocidad en el combate no hay tiempo de elegancia.

La expresión máxima del arte

El primer Blasphemous ya ostentaba un apartado gráfico único que mezclaba un pixel art de la generación de 16bits con obras de arte inpiradas en la pintura de Francisco de Goya. La misma base se mantiene para crear escenarios en 2D y personajes que impactan a la vista.

Un trabajo inspirado en el romanticismo y el barroco en donde cada imagen exalta un sentimiento en el jugador. Y lo interesante es el cuidado trabajo puntilloso que The Game Kitchen ha puesto en los escenarios, objetos y en el fondo.

Todo tiene más vida y profunidad que en su primera parte. Y también podemos ver como los enemigos caen rendidos a nuestros pies. Algunos NPCs son impactantes y los jefes finales nos distraen con su peculiar diseño.

En esta ocasión el juego ofrece desde un comienzo voces en ingles o en español. Probe esta versión última considerando que estaba ante una obra española y no me arrepentí en ningun momento. Hay una variedad de voces algunas más castizas de España y otras más neutrales.

La música es otro deleite. El compositor Carlos Viola hace una banda sonora esplendida. Acompaña en cada momento y en los jefes finales se va acelerando para ponernos nerviosos u ansiosos. Tiene canciones que vamos a seguir escuchando en nuestros reproductores mucho tiempo después de terminar con el juego.