¿Quién no recuerda al conocido Dinasty Warriors? Básicamente estamos hablando del fundador condecorado del término musou, y para los cinéfilos el equivalente a Tigre y Dragon.
Con el tiempo el género empezó a hacerse cada vez más sonoro y estableciéndose en el mercado occidental, hasta llegar a una moda casi imparable. Se podría decir que en nuestro hemisferio son más conocidos como Hack & Slash, pero como mucha mas epicidad, parafernalia y un “poco” de confusión visual (al menos para los que tenemos presbicia).
El pasado 24 de junio el sucesor de Fire Emblem Warriors: Three Hopes salió a la luz para nuestra Nintendo Switch.
Una historia de guerras, engaños y un héroe con complejo de mercenario
En esta parte de la saga tomaremos el papel de Shez (o Mónica si elegimos a la protagonista femenina), un mercenario con un poder sin igual y una personalidad paralela que dará que hablar a lo largo de la historia. Vagando por el mundo, Shez logra encontrarse con 3 representantes de las naciones de la región de Fódlan, los cuales dadas sus cualidades de combate incentivaran al protagonista a asistir a una escuela de guerreros en la región neutral del Monasterio.



Es cuestión de poco tiempo en donde las tres naciones entran en disonancia, y nosotros como nos gusta siempre formar parte de algo, tomaremos partido por alguna de las 3. Es desde acá en donde podremos desencadenar diferentes líneas temporales y sucesos exclusivos.
Un musou con algunos problemas orientativos
Vamos a ir al grano, los videojuegos de esta índole no andan con demasiadas vueltas. Apretas start y lo que queres hacer es empezar a repartir golpes, básicamente es la finalidad de la sensación musou. En Fire Emblem Warriors: Three Hopes la cosa cambia un poquito a lo que esperas del género.
Como todo lo que publica Koei Tecmo, vamos a encontrar varios tintes de RPG en todo el tramo de la entrega. Pero creo que se les fue un poco de las manos. Como amante de todo lo que tenga ROL en su desarrollo, a mí criterio fue mucho. Vamos de a poco.



Lo clásico de Fire Emblen se mantiene, maestrías de armas, leveo y niveles de amistad. Hasta ahí vamos bien. El tema empieza a complejizarse, y aturdirte, al pasar las horas de juego. La historia se vuelve muy compleja de seguir dada la cantidad de personajes introducidos de golpe y sin un tipo de preámbulo. Las dinámicas de amistad van desde simplemente hacer combos con los personajes a básicamente tener “viajes de reconocimiento” entre dos personajes para conocerse mejor e innumerables personajes random para hablar y recopilar información.



Yendo a la parte más técnica, tendremos la posibilidad de poder hacer uso y des-uso de todos y cada uno de los personajes introducidos a lo largo de la historia. Conociendo obligatoriamente sus habilidades, fortalezas y mejorando sus aptitudes con el arma.



¡Música épica! pero en cámara lenta
Gráficamente Fire Emblem Warriors: Three Hopes nos muestra a lo que estamos acostumbrados, buenos efectos, saturación de colores que acentúan los combos y técnicas de los protagonistas en yuxtaposición de los colores de bajo contraste ambientales, cosas similares se ven en entregas como Hyrule Warriors y Dinasty Warriors.
¿Apartado sonoro? Epico. Musicalizaciones rápidas, generándote una sensación de efervescencia y movimiento constante.



Ahora vamos con el mayor problema de todos. Es todo muy lindo hasta que tenes bajadas catastróficas de frames. Realmente no me considero un fundamentalista de este punto, pero es una arista importantísima si hablamos de un musou. Lamentablemente nos encontramos en varios puntos en donde la experiencia se ve completamente frenada a causa de una mala resolución en este punto del desarrollo.
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