A ésta altura, y con tantos géneros y miles de historias contadas a través del tiempo, ser novedoso en el ámbito videojueguil no es una tarea sencilla. Los juegos indie han sido históricamente los que más se la han “jugado” a la hora de experimentar, consecuencia directa de tener más libertad creativa que la mayoría de las grandes franquicias. Así, hemos tenido grandes títulos que quizás no destaquen a nivel jugable, pero cuyas premisas nos han sorprendido, emocionado e incluso, por qué no, largar alguna lágrima. LITTLE ORPHEUS es uno de ellos.
LITTLE ORPHEUS se encuentra disponible para Playstation 4, Xbox One, Xbox Series, Nintendo Switch, PC y dispositivos móviles.
EL CAMARRADA ESTÁ EN UN APRIETO
La historia nos pone en la piel del simpático y chamuyero Iván Ivánovich. Resulta que el muchacho tiene el sueño de convertirse en un cosmonauta y se inscribe en el Plan Espacial de Rusia. Iván es descubierto copiándose en el exámen, por lo que no es admitido. Coincidentemente con su no aceptación en el puesto, desaparece de las instalaciones un vehículo parte de un proyecto supersecreto, conocido como Little Orpheus. Este proyecto consistía en enviar un súper avanzado vehículo-taladro hasta el centro de la Tierra, portando una pequeña bomba atómica, para “limpiar” el lugar y construir a partir de eso una zona habitable para la humanidad (al menos por la humanidad rusa).

Tres años después de ésta desaparición, Iván es encontrado y acusado de los sucesos, lo que supone una altísima traición a la Madre Rusia y un castigo equivalente a la pena de muerte. La única oportunidad que tiene de salvarse es explicar que es lo que realmente pasó ese día, y demostrar (o no) su inocencia. En un interrogatorio final, Ivánovich comenzará a relatar todos los sucesos a partir de aquel momento, tratando de explicar cuál fue el destino de ese proyecto.
Pero lo que no saben es que Iván tiene una verborragia maravillosa y una imaginación más fructífera que la de un niño de 6 años, por lo que su historia será la historia más increíble jamás contada. Increíble porque nadie en su sano juicio va a creer que en la misma hay dinosaurios, civilizaciones antiguas perdidas, monstruos marinos, naves espaciales, viajes en el tiempo y mucho, muchísimo más.

Asi que entonces, vamos a controlar al cosmonauta fracasado mientras cada uno de sus delirios se hacen realidad en la pantalla, pasando por situaciones tan ridículas e inverosímiles que no pueden pasar jamás, pero que al mismo tiempo nos van a entretener y hacer sonreír a cada paso que demos.
A RELAJARSE Y DIVERTIRSE
Cómo puse en principio, el fuerte del título es su historia, narrada a modo de interrogatorio por el mismo Iván a medida que el otro personaje importante del juego, el General, le va haciendo preguntas. El juego es básicamente un platfomer con puzzles, pero la jugabilidad es tremendamente sencilla, aunque no por eso menos disfrutable. Corremos, saltamos, esquivamos, tocamos palancas o nos escondemos de los enemigos en cada nivel. No es difícil en ningún momento avanzar, y con un mínimo de habilidad se supera todo. Iván no tiene ningún ataque, ni barra de energía, ni ítems, ni nada que se le parezca. De hecho, ni siquiera hay enemigos a los que derrotar en los niveles, sino que cada uno de ellos está planteado como un “gran puzzle”, donde debemos encontrar la forma de pasar a la siguiente sección. De todas formas, y me repito, es todo bastante sencillo e incluso fallar un acertijo o morir (ya sea por ejemplo cayéndonos de una plataforma o que algún enemigo nos alcance en una sección de persecución) nos devuelve inmediatamente al lugar en el que estábamos para reintentar todas las veces que haga falta.

El título está dividido en 9 niveles, cada uno con una ambientación totalmente diferente del anterior, donde cada situación se va desarrollando de acuerdo a la alocada imaginación de Iván. Podemos, por ejemplo, escapar de las garras de un Tiranosaurio Rex para terminar dentro del estómago de una ballena azul, salir de la ballena y caer un desierto donde llueven meteoros, para seguir peleando con un Kraken, y todo así seguido y sin sentido más que el que Ivánovich trata de darle a su relato.
Lo mejor de todo es que cada uno de estos niveles es presentado como un capítulo de una serie, con una intro y un cliffhanger al final de cada uno de ellos, donde nuestro héroe está siempre a punto de sucumbir ante un terrible peligro y la única forma de saber si sobrevive o no es jugando el capítulo siguiente. De más está decir que siempre va a zafar, después de todo la historia la cuenta él mismo. Este y otros tantos detalles imprimen al juego de un humor y una personalidad única, que brinda mucha frescura y, por supuesto, entretiene un montón.

EN LA VARIEDAD ESTÁ EL GUSTO
Ha llegado el momento de analizar la parte técnica del título, y es de mí agrado confirmar que las características del juego mantienen alto el nivel. Los gráficos del juego son muy bonitos, coloridos y bien trabajados. Los escenarios están llenísimos de detalles y al mismo tiempo la ambientación cambia a cada instante, adaptándose al mismo relato que estamos escuchando. Podemos pasar en instantes de las profundidades más oscuras del centro de la tierra, a una jungla verde y llena de vida, para luego saltar a un desierto abrasador y en un momento aparecer recorriendo el lecho marino. Incluso no solo el recorrido cambia, sino que hasta en determinados momentos la forma de controlar al personaje cambia de un segundo a otro. En los niveles acuáticos, por ejemplo, los movimientos son más lentos y los saltos más largos. En otros niveles podemos llegar a renguear tras una caída muy grande o correr a muchísima más velocidad si de repente nos empieza a perseguir un enemigo enorme. Además, todos esos cambios de escenarios y situaciones vienen acompañados por multitud de efectos bien logrados.

La música es agradable y acompaña la acción de manera adecuada en todo momento. En cuánto a las voces, si bien solo hay dos personajes que hablan (Iván y el General), sus constantes comentarios, discusiones y opiniones de lo que vemos en pantalla son realmente geniales. Más cuando hablan en un “rusinglés”, mezclando frases tanto en inglés como en ruso que le dan al juego un carisma único, con el ir y venir de las mentiras e inventos inocentes de Iván y la autoridad, agresividad e impaciencia de su némesis.
Jugablemente el juego responde bien, las mecánicas fluyen sin ningún tipo de problema y, como ya dije antes, es casi imposible quedarse estancado en alguna parte así que siempre se avanza. Cada uno de los 9 niveles nos lleva unos 30 minutos en ser completado, así que en aproximadamente cuatro horas y poco más podemos terminar con tan interesante historia. De todas formas el juego nos invita a rejugar, ya que recién después de terminar cada nivel se nos dará la opción de volver a jugarlo y recoger una serie de coleccionables que no estaban en la primer pasada, los que a medida que consigamos nos darán acceso a diferentes bonificaciones cómo nuevas skins o arte conceptual del juego, así que no está de más darle una segunda vuelta.

LO BUENO, SI BREVE, DOS VECES BUENO.
Y bueno, la verdad es que el juego me gustó. Si, es bastante corto y jugablemente es sencillo en extremo, pero eso se ve compensado con una grandiosa historia y un cuidado nivel técnico. Es por eso que, si debiera recomendar el título, solo lo haría para aquellos que disfruten un juego con un buen argumento y no les importe demasiado lo “poco” que jueguen. Si sos de ese tipo de jugadores que de vez en cuando busca un buen título para relajarse, LITTLE ORPHEUS es definitivamente un título que tenés que agregar a tu lista.

Si, en cambio, buscás mucha acción, platforming complicado, desafío, abundante jugabilidad o puzzles que te hagan pensar o romper la cabeza, acá no vas a encontrar nada se eso. Cuán bueno o malo sea eso ya depende de cada uno. Yo pertenezco al primer grupo y si bien me encanta romper un joystick de vez en cuando con algún Souls, también disfruto de títulos que me maravillen en otros sentidos más allá de sus mecánicas jugables.
