La desarrolladora Krillbite Studio lanzó, el pasado 5 de diciembre, Mosaic: una suerte de walking simulator que nos sumerge en la monotonía de la vida diaria. Se puede conseguir a través de la plataforma Steam a 20 dólares (225 pesos argentinos).
Ni David Lynch se animó a tanto
El videojuego nos pone en la piel de un personaje sin rostro, sin nombre, sin historia. Lo único que sabemos de él es que todos los días repite la misma rutina: se levanta, va a trabajar y fin. El trabajo, al igual que su vida diaria, también es monótono. Es un empleado más de una mega-corporación que constantemente amenaza con echarlo. Una mañana se levanta, va al baño y se encuentra en la bacha a un pez parlanchín –que por momentos parece querer sacarnos de nuestra miseria, y por otros hundirnos más y más–. Es así que Mosaic, poco a poco, nos sumerge en una especie de aventura onírica, donde no sabemos qué tan real son las situaciones que atraviesa el protagonista.

Levantarse, revisar el celular, trabajar… Repetir
Mosaic resulta una especie de walking simulator: básicamente debemos ir de acá para allá (de la casa al trabajo, para ser más exactos) y, nada más ni nada menos, observar nuestro entorno. Son pocos los objetos con los que tendremos la oportunidad de interactuar en nuestra caminata. El pez parlanchín previamente mencionado nos acompañará en algunas de estas instancias, simplemente para hacernos alguna que otra acotación sobre nuestra insulsa vida.

Durante la jornada laboral (posiblemente la parte más interactiva del videojuego) debemos enfocarnos en conseguir “recursos” y llevarlos a la “cima” (y también destruir los virus que amenazan con colapsar este sistema). Así una y otra vez. Listo: fin del día. Todas las jornadas de trabajo serán exactamente iguales (a lo sumo se sumará un poco de complejidad en la tarea en sí, pero nada más). No hay forma de “errar” en esta instancia, simplemente tendremos que “sentarnos”, hacer la tarea y listo.
Cómo el juego se centra en la monotonía de la actualidad, claramente estará siempre presente el celular. Casi todas las personas que nos rodean estarán siempre pendientes de este pequeño dispositivo. Nosotros tampoco escaparemos de él. Recibiremos mensajes (la mayoría de ellos del trabajo sobre nuestro mal rendimiento), podremos controlar nuestra cuenta bancaria y hasta instalar una aplicación al estilo Tinder (que por algún extraño motivo sólo nos permite interactuar con personas de un sexo distinto al nuestro).

Dentro del celular tendremos instalado de forma premeditada Blipblop, un videojuego que consta, básicamente, en hacer click de forma frenética. Dicho así suena completamente insípido, pero les puedo asegurar que es, posiblemente, la parte más adictiva de esta propuesta. Nos atrapará mucho más estar sentados haciendo click una y otra vez sin parar, que la experiencia del juego en sí.
Minimalismo y soledad absoluta
Tanto el aspecto gráfico como el sonoro nos sumergen de lleno en este mundo solitario y monótono. Un lugar donde rige, por donde se lo mire, la depresión (y también el aburrimiento). Las tonalidades grises predominan la mayoría de las escenas, realzando así la soledad de nuestro protagonista (y de todos los personas en general). Sólo en las instancias donde el pez parlamente “domine” la escena, tendremos una especie de explosión de colores. Todo nuestro alrededor se verá sumergido en decenas de colores intensos, como si la vida cobrase sentido por primera vez. Pero, como de monotonía se trata, nada de esto dura para siempre. La música también realzará este clima de un mundo tan hostil como desinteresado.

Conclusión
Mosaic es una propuesta más que interesante pero que, desgraciadamente, se queda en el camino. El juego se esfuerza tanto en mostrar lo preso de la monotonía que se encuentra su protagonista (y todos los que lo rodean) que termina siendo, al fin de cuentas, monótono.
El hecho de que sea una propuesta corta (de 2 a 3 horas) ayuda a que no lo abandonemos a mitad de camino y que podamos finalizarlo casi en un parpadear.
Posiblemente lo más divertido de esta entrega sea, irónicamente, el videojuego que viene instalado en el celular de nuestro personaje. Por lo demás (a expectación del aspecto visual/sonoro) es una experiencia completamente olvidable.
